"Mi relación con Juan entraba en una espiral sin salida.
Él insinuaba continuamente sus ganas por entrevistarse conmigo personalmente,
yo me hacía la desentendida y él volvía a hablar de temas livianos que no
despertaran mi suspicacia para no enfadarme y dejarle con la palabra en la boca,
como hiciera no pocas veces. Ni era una amistad corriente ni era una relación
más allá de una amistad. Era algo así como un sí pero no. Comprendí que la relación se estaba viciando y que
necesitábamos ser menos metafóricos y hablar más claro, pero eso me llevaba a
enfrentarme a discusiones directas y a decirle claramente que jamás consentiría
una entrevista en casa. Y también tendría que soportar sus reproches claros y
directos que ahora solapaba tras indirectas y perífrasis muy elocuentes y
educadas. Decidí hablar claro y su caballerosidad supo adaptarse con elegancia a
la nueva situación. Hablamos claro pero seguía intentando evitar que me
enfadara. Prometió no insistir en los temas que yo evitaba y respetar mis
silencios. Entonces me habló de Margarita. Y supe que nuestra relación jamás
pasaría de la amistad.
Ismael volvió a
recaer de lo que fuera que le hizo enfermar meses atrás pero esta vez no nos
conformamos con dejarlo pasar con tratamientos-ensayo. Le llevamos a una
clínica privada y le hicieron pruebas de todo tipo. Resultó ser una bacteria
que se le instaló en los intestinos y que cuando se adormilaba le daba una
tregua de aparente salud y cuando se reactivaba entraba en crisis y le causaba
fuertes dolores de cabeza, mareos y
terribles nauseas. Dieron con el tratamiento adecuado y consiguió mantener a
raya a aquella dichosa bacteria. La cual llamaron, creo recordar, helicobacter.
A pesar de la preocupación inicial ante los resultados, nos quedamos tranquilos
porque parecía haberse controlado el asunto y sobre todo porque conocer el
causante parecía aminorar la gravedad de la enfermedad. Mamá e Ismael tomaron
la decisión de vivir la vida como un regalo y no dejar que los días pasaran sin
pena ni gloria. Desde ese momento planificaban viajes continuamente y no quedó
puente ni fin de semana largo que no hicieran una escapadita a la montaña o a
la costa. Esta visión positiva de la vida resultó ser fuente de más soledad
para la chica de la silla de plata".
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