MIS HISTORIAS

Mis historias

DESDE MI VENTANA/ DICIEMBRE

EN SENTIDO INVERSO DEL FINAL AL PRINCIPIO, TODA LA HISTORIA

sábado, 8 de julio de 2017

DICIEMBRE 102

"Eché andar con el ánimo puesto en no demorarme más. Al final, iba a tener que buscar trabajo para ganar un extra solo para llegar a casa de Isaac. Empezaba a agobiarme. A pesar de que tiraba siempre de lo más barato comiendo en la calle a base de pizza y otras variantes semejantes y cogiendo el metro y autobuses, tanta parada y tanto trajín me estaban vaciando el bolsillo. El bullicio de las calles de Midtown captó toda mi atención y me sacó de mi ensimismamiento mientras planeaba como acortar camino para ir derecho a Upper West Side. Debía tomar una línea de metro que por el oeste de Manhattan me llevara derecho al distrito donde vivía mi amigo bordeando Central Park. Podía tomar la línea roja o la azul. No lo tenía claro y tampoco tenía claro si quería meterme bajo tierra habiendo tanto que ver en la superficie. La emoción me asaltó de pronto cuando llegó a mis oídos un texto leído de una obra de teatro que conocía. Allí en medio de la calle, nada menos que en pleno Time Square estaban representando Vietnam, una obra protesta de un tal Schumann; sí, como el músico, solo que Robert Schumann llevaba, al menos, siglo y medio enterrado. Vietnam fue nuestra obra más arriesgada. La representamos en Barcelona durante aquel maravilloso verano en el que el teatro se me metió en las venas y se instaló allí para no marcharse jamás". 

sábado, 1 de julio de 2017

DICIEMBRE 101

"No estaba muy lejos de Upper West Side, pero tampoco estaba cerca y, lo que era peor, tampoco tenía idea de por donde caía la dirección exacta de mi amigo. Las distancias en Nueva York no son nada despreciables. Se imponía buscar de nuevo una pensión. Entré en la zona de Midtown. ¡Uf! Tanto estímulo y tanta emoción me hacían perder la noción del tiempo, y yo diría que de la realidad. De nuevo me alojé en un lugar humilde y barato y, de nuevo, la habitación dejaba mucho que desear. Tenía hambre para aburrir. Por economizar comía una vez al día y cuando tenía apetito lo resolvía con un café o un té (afición que heredé de mi adorada madre). Postrado en aquella incómoda y poco higienizada cama me vino la vena nostálgica. Recordé a mi madre trasteando en la cocina, siempre inquieta, siempre afable y conciliadora. Recordaba su rostro mientras intentaba convencerme de que tuviera más paciencia con mi hermana pequeña, tan aficionada a hurgar en mis cosas y perder mis cromos de minerales y rocas. Recordé aquella conversación de media tarde en la que me intentó explicar, en aquel momento sin mucho éxito, el porqué de la seriedad de mi padre y su falta de cariño para con mi hermana y conmigo. Yo lloraba desconsoladamente porque mi padre me había castigado, según mi punto de vista desproporcionadamente, por haber perdido no sé qué herramienta que guardaba en el garaje. Llegué a saborear el regusto a sal de la lágrima que me caía por el rostro justo antes de quedarme dormido".

viernes, 30 de junio de 2017

DICIEMBRE 100

"De lleno en Garment Strict. Era el barrio favorito de Isaac. ¿Qué decir de las hiper famosas avenidas? No me encontraba en el corazón de Manhattan, me encontraba en el corazón del mundo de las finanzas y el comercio. Confieso que mi ignorancia era mucha, más tarde me enteré que el corazón financiero que yo creía estar viendo lo había dejado atrás, en Finantial District (por razones obvias, el nombre del distrito hablaba por sí mismo). Efectivamente, era en el sur de la isla donde se encontraba el City Hall (el ayuntamiento de la ciudad) y la más que nombrada Wall Street. En cualquier caso, lo que si era cierto es que Garment era la cuna de las grandes firmas, particularmente en lo relativo a la moda. También alberga la Séptima avenida. Estaba pisando los barrios más míticos de la Nueva York que tenía tan leída en las cartas de mi amigo. Caí en la cuenta de que Isaac no estaba al tanto de mi llegada. ¿Cómo reaccionaría ante mi inesperada aparición? Daba por hecho que estaría encantado de verme, pero el tiempo y la distancia quizá se habrían tomado su tributo. Mi ánimo empezó a decaer al tiempo que el sol desaparecía por el horizonte". 

DICIEMBRE 99

"Lo que podía leer en el sobre era algo así como 343 West End Av., ¿o era solo 43 y lo primero era un garabato involuntario?, ¡qué horror!, no me aclaraba. Luego parecía leerse Upper West Side, nosequé más y, NewYork, USA. Bueno, lo que sí sabía es que aquello estaba en el corazón de la ciudad y que tenía que volver a Manhatan. No había tiempo que perder, el día no iba a durar indefinidamente y no me podía permitir volver gastarme lo poco que tenía en un nuevo alojamiento. Entré por el famoso puente de Brooklyn. No hacía falta ser muy listo para saber que entraba justo por el lado opuesto al barrio donde vivía mi amigo. Lo primero que pensé fue en usar el metro pero preferí usar los autobuses porque me permitían empaparme de la ciudad. El distrito financiero lo pasé enseguida, prefería entretenerme en otras zonas. Chinatown me sedujo desde el primer instante. Era como estar inmerso en un plató cinematográfico. Los colores, los olores, la música en las calles, todo, absolutamente todo, me trasladaba al cine de los 70. Caminaba por sus calles como hipnotizado, tanto que perdí la noción del tiempo y se me hizo tarde. El Soho era como una película en blanco y negro, comparada con la pintoresca Chinatown. Cambié los dragones por tiendas de marca y los ojos rasgados por turistas de todos los lugares del mundo. Confieso que el Sur de Houston (Soho) no me resultó tan impresionante, aunque nada en esta espectacular ciudad me resultaba indiferente. Little Italy supuso una vuelta al colorido y a los olores de comida en la calle. El instinto me decía que allí estaba más en mi sitio. Sería la presencia de lo latino y lo ruidoso de sus gentes lo que me condujo a pensar que no estaba tan lejos de casa. Para llegar a Chelsea cogí de nuevo un autobús. Isaac me había hablado de los principales distritos de Nueva York y Manhattan me parecía conocerlo profundamente sin haberlo visto jamás, salvo en mis ensueños. No me podía imaginar que Chelsea guardara tanto encanto y valor histórico. Tendría que volver más despacio. Tocaba avanzar, las horas del día se me iban entre los dedos".


miércoles, 28 de junio de 2017

DICIEMBRE 98

"Mi amigo me había dicho que los judíos de Nueva York se concentraban en un barrio muy concreto. Intenté hacer memoria, pero no lo recordaba. Dándole vueltas a la cabeza iba caminando sin rumbo fijo cuando me di de bruces con un par de personajes que parecían sacados de una película. Llevaban casacas negras y sobreros de ala ancha. Sus pobladas barbas iban acompañadas de sendos tirabuzones colocados a cada lado de la cara en forma de cascada que les llegaban a los hombros. Las mujeres llevaban ropas muy sencillas de colores oscuros, con muy poca piel al descubierto y tenían la mayoría sus cabellos ocultos tras un, no menos sobrio y aburrido, pañuelo. ¡Vaya! Resulta que me había metido en pleno barrio judío. Pero no eran unos judíos cualesquiera, los llamaban -así me hizo saber un vendedor de periódicos- judíos ortodoxos pertenecientes al grupo jasídico Satmar de origen húngaro y rumano. Era muy curioso de ver. 
Un cúmulo de peculiaridades paseaban por las calles de aquel singular barrio. Interesante sin duda, no obstante, no sería allí donde yo encontraría a la familia de mi amigo. Ellos tenían un toque bastante más europeo, o para ser más precisos, más actual. Ellos tenían antecedentes toledanos y por lo que me contó Isaac, tras la expulsión del 1492 en la era de los RRCC, su familia huyó hacia el norte de Europa, asentándose en Alemania hasta la terrible época de la Europa de entre guerras. En los albores de la segunda guerra mundial se refugiaron en Francia y de ahí, ya con los invasores ocupando París, huyeron hacia España, cruzando los Pirineos a pie escoltados por un grupo de voluntarios españoles que ayudaron durante la invasión nazi a los judíos a cruzar la frontera para refugiarse en territorio español, por entonces bajo dominio de una dictadura. El panorama no era muy alentador pero escondidos en Barcelona escaparon a la masacre judía. Al término de la contienda, ya vencidos los alemanes, se fueron a América del Norte y se instalaron en Nueva York". 

martes, 27 de junio de 2017

DICIEMBRE 97

"Apenas pude dormir en toda la noche. Tenía tanta actividad en el cerebro que no me dejaba parar quieto. Me levanté de madrugada a revisar las pocas notas que había sacado de las cartas de Isaac y a estudiar el mapa que obtuve en el aeropuerto gracias a la generosidad de un tipo que parecía más british que americano y que, viéndome tan despistado como iba, me regaló un mapa que sacó de un impecable maletín de piel.  “Here you are”, dijo, y se marchó con un último y consolador “Good luck, guy”. Inspeccioné el sobre una y otra vez. El remite estaba borroso y el sobre muy arrugado. La diferencia entre las películas que uno se monta en la cabeza y la realidad es abismal. Estaba en mitad de una ciudad que superaba todas mis expectativas, apenas sin dinero y sin tener muy claro a donde ir. Me armé de valor y queriéndome dar ánimos a mí mismo, tomé aire y me aseguré que en unas horas estaría en la puerta de la casa de mi amigo. Cuanto que amaneció tome un café que me supo más a agua sucia que a café, di las gracias a la casera y me marché". 

lunes, 26 de junio de 2017

DICIEMBRE 96


"Ya fuera del aeropuerto, y a pesar de la distancia que lo separaba de la ciudad, no puede uno escapar a la grandiosidad de una de las urbes más fascinantes del mundo. Tomé un air train para que me acercara al metro, que obviamente era la opción más económica. Durase poco o mucho la aventura, lo cierto es que ya estaba allí y eso nadie me lo iba a quitar. Cumplido el primer objetivo, llegar a Nueva York, venía la segunda parte, que no era nada despreciable. Tenía que contactar con Isaac. Me maldije un millón de veces por haber sido tan impulsivo y poco previsor. Tomé la decisión en cuestión de minutos y me puse en marcha sin contar con que lo único que tenía de mi amigo era el remite de un sobre amarillo. Después de caminar exultante por sus calles y viendo que la noche se me echaba encima busqué un lugar económico donde alojarme para continuar mi búsqueda al día siguiente. Gracias a las cartas de mi amigo sabía que la zona más interesante era Times Square, también me resultaban atractivas las zonas en torno a Central Park o el Empire State. Esas zonas se me salían del presupuesto así que me salí de Manhatan y busqué un lugar más económico como Queen. Recordé que Broocklyn era otra opción. Finalmente me quedé en el segundo, tanto igual me daba. Me acosté en un cuarto pequeño que era de todo menos acogedor y bonito, aun así, no pudo restarle nada de ilusión y entusiasmo a mi primera jornada en la ciudad de mis sueños".

domingo, 25 de junio de 2017

DICIEMBRE 95


"El avión tomó tierra. Las piernas me temblaban en una mezcla de emociones que me llevaban el flujo del estómago a la boca y me provocaban arcadas de pura agitación. Miedo y alegría a partes iguales me impedían moverme del sitio. Una azafata se acercó a mí y muy amablemente me preguntó en un inglés impecable si todo marchaba bien. Sonreí, recogí mi mochila y salí como pude, pues las piernas no dejaban de temblarme. Había llegado al JFK, el aeropuerto más importante de Nueva York, y puede que del mundo. Aquello, como describirlo, superaba todo lo imaginable. El volumen de público que allí se movía recordaba más a una manifestación multitudinaria que a un aeropuerto internacional. El colorido y la variedad cultural eran espectaculares. Debí estar deambulando más de dos horas. Las distancias eran descorazonadoras y el inglés del instituto me servía para formular la pregunta pidiendo orientación o ayuda, pero apenas me era de utilidad en las respuestas de los apresurados transeúntes ni de los puestos de información. A pesar de todo, no recuerdo muy bien cuanto tiempo empleé en ello, finalmente recuperé mi maleta y conseguí salir del aeropuerto. Pisé el suelo neoyorquino y de repente entendí la sensación del náufrago, cuando, después de navegar días a la deriva, pisa tierra y siente la necesidad de besarla. Miré al cielo, me empapé de su luz, de su aroma,de su color, de su energía y dije, aquí estoy".

sábado, 24 de junio de 2017

DICIEMBRE 94

"Desde el viaje a la sierra con Juancho y mi hermana, se había fortalecido su relación perdiendo intensidad y complicidad la nuestra. El periódico era cada vez más una carga porque Juancho apenas pasaba por la redacción y terminé asumiendo su trabajo y el mío. Mi cumpleaños lo pasé solo, quedándose los planes que teníamos de ir a esquiar sustituidos por un compromiso de última hora que le surgió con un viejo amigo de su anterior colegio. Descubrí con desgana que había puesto todas mis esperanzas en la amistad con Juancho. Llegó a mi vida en un momento convulso donde la fuerza, la energía y el apoyo generoso e incondicional de un nuevo amigo eran el maná que me sacó de la terrible hambruna emocional en la que me encontraba. Aquel viaje frustrado a Nueva York, tras haber sido invitado por la familia de Isaac a acompañarles, mi rabia por la falta de responsabilidad y de cariño de mi padre, mi agobio por la pesadilla en la que estaba envuelta mi hermana que no sabía salir de la tribu urbana que la acosaba y anulaba, la presencia de la mala malísima del cuento en la casa en la que en otro tiempo llamé hogar… tanto y tanto había superado solo con el coraje y esfuerzo de un niño que había perdido a su madre y, casi en cadena, se había quedado despojado de todo lo que suponía el confort y la seguridad de una familia unida y feliz (aun con sus carencias, defectos y debilidades). Sí, me había agarrado a mi nuevo amigo como a una tabla de salvación. Juancho apareció como de la nada y llenó mi espacio de la calidez, confianza y certeza que daban sentido al sin sentido en el que me movía desde hacía tiempo como en un bucle". 

jueves, 22 de junio de 2017

DICIEMBRE 93

"Me fui a hacer las américas. Pero mi aventura no era la de aquellos pobres colonos que iban con la maleta cargada de esperanza, rota casi desde el primer momento de desembarcar. Con la dirección de mi amigo Isaac en el bolsillo dirigí mis pasos hacia la mítica, al menos en mi febril mente de adolescente, Nueva York. Ni siquiera me había despedido de Juancho. Dejó en mi buzón de voz decenas de llamadas perdidas y no pocos mensajes de voz. Me instaba a reaccionar y a hacer un último esfuerzo por terminar el curso. Con el bachiller en la mano tendrás más opciones. No te cierres puertas por una insensatez, me decía. Ninguno de sus mensajes los escuché hasta que monté en el avión, camino de una nueva etapa que, a decir verdad, no tenía ni la menor idea de en qué iba a consistir. En cualquier caso, mi amigo no se había merecido mi indiferencia aun cuando formaba parte de la crisis que desencadenó la desafortunada decisión de dejar el instituto en la víspera de los exámenes finales y que terminó dejándome sin el título de bachiller".

miércoles, 21 de junio de 2017

DICIEMBRE 92

"Mi padre no puso ninguna objeción a mi intención de marcharme, se diría incluso que le supuso un alivio. Mi hermana lloró desconsolada; pero, dándome su pequeño monedero de poliéster que le había regalado mamá cuando hizo su primera comunión, me abrazó y me besó como la chiquilla dulce y cariñosa que recordaba de mi infancia. Me deseó toda la suerte del mundo entre sollozos y protestas. Saboreé el cariño de mi hermana como un dulce de navidad. Había algo de reconfortante en la partida. Pude irme antes, cuando mi hogar estaba destrozado, pero no habría sido feliz. Miré a mi recién recuperado padre y me alegré por mi hermana. Pero a mí me tocaba mover ficha y sentía como una llamada la necesidad imperiosa de dejar mi casa. Papá también me dio algo de dinero y así, con unos billetes en el bolsillo y una corazonada en la mochila, salí de casa y por primera vez en mucho tiempo, sonreí".

martes, 20 de junio de 2017

DICIEMBRE 91

"Felicité a mi hermana, pero rehusé su invitación de cenar juntos para celebrarlo. Mi padre parecía sufrir con mi nueva postura ante la vida. En el fondo de mi corazón experimentaba placer con su pesar; para variar, parecía responsabilizarse de mi tristeza. Creo que se sentía culpable por no haberme podido servir de soporte y de guía. Me observaba con impotencia y formulaba frases de ánimo sin mucho convencimiento. La verdad es que como padre ya llegaba un poco tarde. No le guardaba rencor. Es todo cuanto podía hacer por él, liberarle de la culpa. Sin pensarlo mucho, preparé una maleta con lo imprescindible y busqué mis ahorros -que no eran muchos. Salí de mi cuarto decidido a buscar una respuesta donde fuera necesario. Una cosa tenía clara, en casa no estaba la solución a mi angustia vital".

domingo, 18 de junio de 2017

DICIEMBRE 90

"La diferencia con la Sara adolescente e inconsciente de aquellos años, tras la muerte de mamá, es que yo ya no era un chiquillo y la experiencia de vida tenía que servirme de algo. En mi inconsciente estaba instalado la inutilidad y el infortunio que suponía perder tiempo y energía en lamentarte de que no eras feliz. El letargo no se podía perpetuar y los periodos de indolencia y sarcasmo se entremezclaban con otros de lucidez y lucha por despertar. Lo vi claro una tarde calurosa de finales de junio, cuando, ya terminados los exámenes -a los que no me había presentado- escuché las voces de alegría de mi hermana que venía eufórica del instituto porque había aprobado todas y estaba lista para empezar el bachiller. Su alegría y entusiasmo contrastaban con el cielo plomizo de un verano incipiente que dificultaba el fluir de la respiración. Había perdido el curso entero por una crisis de 15 días. Mi necedad no tenía límites. Había que reaccionar y había que hacerlo ya, ni mañana ni la semana siguiente, ¡ya!"

jueves, 15 de junio de 2017

DICIEMBRE 89

"Esperar tranquilamente a que se produjera algún cambio o se presentara alguna oportunidad que fuera capaz de traspasar mi apatía era la más incierta y monocromática de las opciones. Ya en los albores del final de curso había que concentrar todas las energías en los exámenes. Había tenido un curso algo accidentado, con altibajos en el ánimo y también en los resultados académicos. No obstante, el cómputo global era positivo; sólo quedaba el último empujón. Pero no podía. Me había quedado sin energía, y lo que es peor, sin motivos ni razones. Nada me importaba y caí en una desgana que hizo reaccionar hasta a mi hermana. Como ya hiciera ella conmigo, cuando - hundida en la depresión y el desprecio por el mundo- optó por vestirse de negro y maquillarse como una muerta, yo la ignoraba y hacía caso omiso a sus reflexiones y razonamientos. Ahora era yo el que me encerraba en el cuarto y me desconectaba del mundo escuchando música y fumando el tabaco que mi hermana tenía escondido por todos los rincones de la casa. El humo y la música me envolvían en una nube de la que no quería salir sino era con una respuesta".

miércoles, 14 de junio de 2017

DICIEMBRE 88

"Qué tendría que contarme la hermana de mi padre, pensé, una vez recuperada la cordura tras el impacto de su aparición. Para ser honestos, lo que pudiera contarme mi tía hacía tiempo que carecía de importancia, no obstante, me alegró verla. Yo ya no era el mismo chiquillo que la escuchaba sin pestañear y sacrificaba sus ganas de saber cosas de una familia que nunca lo fue, al menos para mi hermana y para mí, por oír la voz elegante de aquella hermosa y misteriosa dama. Comenzó a hablar y a no concretar nada como en nuestras anteriores entrevistas. No estaba dispuesta a perder el tiempo y escuchar su voz embriagadora ya no me bastaba. Háblame de los abuelos y de por qué papá no tenía una buena relación con ellos, le dije sin darle opciones. No importa, respondí ante sus titubeos y pretextando tener mucho que hacer la invité a marcharse. Se fue". 

lunes, 12 de junio de 2017

DICIEMBRE 87

"Ni el periódico, ni las prácticas de tenis, a las que me había apuntado tras las vacaciones en la sierra con Juancho y mi hermana, ni los éxitos académicos, ni las, cada vez más frecuentes, conversaciones con mi padre, ni las risas recuperadas de mi hermana me devolvían las ganas de luchar y la dicha que había experimentado en los escasos momentos de mi vida que fui feliz.

Llegué a lamentar haber renunciado a la gira por los países del este del grupo de teatro de Roddy, a pesar de que siempre supe que había algo turbio en esa propuesta. Lamenté profundamente haber perdido el contacto con Isaac. Envuelto en una nube de acontecimientos y en mis nuevos proyectos descuidé la correspondencia con mi amigo el judío, al que imaginaba, en mi desesperación, feliz y dichoso en su Nueva York natal. Y cuando la apatía estaba haciendo estragos en mi carácter apareció mi tía, la hermana de mi padre. Aquella que alegró en otro tiempo mis tardes de los jueves en el instituto y que desapareció poco antes de mi aventura veraniega con el grupo de teatro, eso que ella tildó de banda de titiriteros. Apareció una soleada mañana de abril, con esa elegancia y señorío que siempre me obnubiló. Al igual que entonces, ante su presencia quedé paralizado y tuvo que ser ella la que iniciara la conversación". 

domingo, 11 de junio de 2017

DICIEMBRE 86

"Me decía a mí mismo que debía aprender a ser feliz. Me reprochaba no serlo. Veía la favorable evolución del carácter triste y sombrío que había desarrollado mi hermana durante aquellos interminables años de desgracias encadenadas que no dejaban pasar la luz a nuestros corazones. Veía la actitud de mi padre, intentando acercarse a nosotros y hacernos partícipes de sus logros en la industria textil, negocio que, por otra parte, empezaba a dar sus frutos y nos estaba permitiendo vivir más holgadamente. Juancho era mi compañero de fatigas en el instituto y vigilaba de cerca a mi hermana para que no la molestaran los moscones. Cosa que ocurría a menudo porque Sarita estaba cada día más guapa y los chicos revoloteaban alrededor de ella, para su dicha. Descubrió que era una forma de atraer la atención de Juancho y lo explotaba al máximo. Y entretanto, mi postura frente a todo y a todos en “stand by”.

sábado, 10 de junio de 2017

DICIEMBRE 85

"La lágrima que recorría mi mejilla no me devolvía los años perdidos de mi infancia, pero entender los porqués de ese hombre que tenía delante me daba cierta paz y la oportunidad de enfrentarme a la vida con otra mirada. Yo llevaba años haciendo de hombre de la casa y como tal le hablé. Con el respeto que acababa de despertar en mí y el ánimo de recuperar a un padre, que en realidad nunca había hecho de tal, al menos en el aspecto humano y emocional, le espeté a que despertara de su letargo. Él ya no era aquel niño indefenso y alejado del cariño de sus padres. Él era un hombre capaz y alguien tenía que decírselo, aunque fuera un hijo dolorido que tenía en la mochila más reproches que agradecimientos. Sentí unas ganas dolorosas de abrazarle, pero la distancia que había entre nosotros no iba a ser cosa de recuperar en una charla de cocina. Deberías hablar con Sara, fue lo último que le dije esa noche".

jueves, 8 de junio de 2017

DICIEMBRE 84

"Cuando conoció a mi madre dijo reconocer en ella a un ángel y pensó que el cielo le estaba recompensando por tanto sufrimiento. Los primeros años de su matrimonio fueron duros, pero la dulzura y espíritu de sacrificio de mamá consolaban y alegraban sus largas y fatigosas jornadas de trabajo. Mamá decidió aportar sus conocimientos y colaboración trabajando de modista y cosiendo para la gente acaudalada del pueblo. Pronto necesitó de la colaboración de mi padre y de alguna vecina para dar salida a sus encargos. Mi hermana y yo aparecimos casi de seguido, incrementando la alegría de mis padres, pero también sus agobios y sus cargas. Recuerdo con nostalgia aquellos primeros años de nuestra vida cuando mi hermana y yo disfrutábamos, como un verdadero lujo dentro de aquella vida de austeridad y escasez, nuestras tardes de los viernes yendo al cine y comiendo pipas de calabaza que nos regalaba la vecina en época de matanza (como llamaban a la fiesta que celebraban matando a un cerdo y sacando de él alimento para todo el año). Después mamá cayó enferma. Lo que venía después ya no me apetecía rememorarlo. Papá vio el dolor en mi cara y calló".

martes, 6 de junio de 2017

DICIEMBRE 83

"A sus tempranos e inocentes 8 años, recién cumplidos, empezó a acompañar a su padre al monte donde cuidaba del poco ganado que tenían, mientras mi abuelo, su padre, se ocupaba de los cultivos. Vivían de la venta de las hortalizas y frutales que criaban en una pequeña finca situada en una penosa ladera que dificultaba terriblemente su trabajo y extracción. No habiendo cumplido los diez años, en una de esas noches que permanecía al raso velando por el cuidado de las ovejas, mi padre enfermó. Sufrió una pulmonía que le costó meses superar, agotando el poco dinero que tenía la familia. Enfermó física y sicológicamente. De lo físico se recobró tras casi un año, con sus largos días y angustiosas noches. De lo sicológico nunca consiguió recuperarse. La impaciencia y desesperación se instaló en la casa y el carácter del abuelo se agrió. La melancolía y falta de ganas de hablar de mi padre se interpretó como enfermedad mental y le ingresaron en un sanatorio. Con doce años escapó". 

lunes, 5 de junio de 2017

DICIEMBRE 82

"Se remitió a su infancia. No fue un niño feliz, contaba. Su sueño desde pequeño era marcharse de casa y crear una familia que no tuviera las carencias que él sufrió. Pues has estado fino, pensé para mis adentros sin osar interrumpirle. Su padre era hortelano y su madre nunca trabajó, aunque, hija de familia adinerada había estudiado para ser maestra. Mi abuela, según explicaba, fue una mujer de carácter, que vivió amargada y frustrada bajo la sombra de un hombre tosco y orgulloso que la conquistó por su labia y que la dio tres hijos y una vida sombría y dura. Mi padre era el mayor, en el que habían puesto sus esperanzas de salir de la pobreza. Desde pequeño dio muestras de inteligencia y audacia poco usual a su edad. No obstante, propio de aquella época, dejó la escuela antes de cumplir los ocho años habiendo aprendido escasamente a leer, escribir y cálculo".

sábado, 3 de junio de 2017

DICIEMBRE 81

"Su llanto era silencioso y pausado. Di media vuelta para volver a mi cuarto. Nuestra charla de hombre a hombre podía esperar. Me di contra una silla, ¡vaya!, exclamé sordamente, y maldije para mis adentros mi inoportuna torpeza. Entra, dijo. Entré temeroso y sintiéndome culpable de romper su intimidad. Siéntate hijo, fueron sus palabras. Hubo un silencio molesto e inquietante y después comenzó la charla más larga y elocuente que nunca le escuché a mi padre". 

viernes, 2 de junio de 2017

DICIEMBRE 80

"Liberada Sara de la presión de los desarraigados y recobrada la paz en casa, parecíamos vivir un periodo de relativa calma. Mi padre volvió a delegar en mí, pero yo no tenía claro que fuera buena idea retomar mis deberes y obligaciones. Había descubierto que ser invisible era bastante rentable y práctico. Las últimas aventuras me habían fortalecido el carácter y decidí hablarle claro a mi padre. Eres tú, le dije, y no tu hijo ni una señora que traigas de fuera, quien tiene que asumir el peso de esta casa. No bastaba con trabajar y traer dinero a casa y así se lo hice saber. Apenas me contestó, se levantó y se marchó. Como de costumbre no apareció por casa hasta bien pasada la media noche. Y como siempre, Sara y yo ya habíamos cenado, recogido, estudiado y estábamos acostados. Yo aún leía en la cama. Le escuché llegar. Decidí ir a la carga y dejar claro que Sara necesitaba un padre -obvié mis necesidades personales, las cuales estaban condenadas a pasar siempre a un segundo plano. Antes de llegar a la cocina, en el silencio de la noche, le oí llorar". 

jueves, 1 de junio de 2017

DICIEMBRE 79

"La pandilla gótica de Sara no estaba dispuesta a dejarla escapar fácilmente. Reclamaban su atención, la perseguían, la incluían en sus planes y campañas antiglobalización, antisistema y todos sus antis, la aleccionaban e increpaban. Ella se dejaba hacer, pero la fuerza y la seguridad que le dio el aire de la sierra y la proximidad y personalidad de mi amigo Juancho le concedían un aura diferente que parecía presagiar que sus días góticos estaban contados. La experiencia me había enseñado que con ella era mejor no presionar, así que esperé pacientemente a que se alejara de ellos por su propia voluntad. El acoso de los fantasmas vestidos de negro empezó a preocuparme. 
Entonces fue cuando intervino Juancho. Con ese tacto y consistencia que despliegan los que tienen las tres M -músculos, mundo y “money”- se acercó al cabecilla de la macabra banda y le dijo muy cerquita de la cara unas pocas palabras; apenas un par de minutos de discurso persuasivo fueron suficientes, y ningún gótico volvió a acercarse a mi hermana. Si hubiera sido yo el que hubiera hecho aquella maniobra mi hermana me habría insultado y odiado de por vida, pero, habiendo sido Juancho, le dio al acontecimiento categoría de hazaña y mi Sara se rindió a sus pies". 

miércoles, 31 de mayo de 2017

DICIEMBRE 78

"La vuelta al instituto nos devolvió a la realidad. Me preguntaba como retomaría mi hermana su vida cotidiana. Tenía claro que no podía influir en ella ni ayudarla a no ser que ella me lo pidiera. Estaba alerta observándola, pero no movía ficha. Nuestra llegada a casa fue penosa; menuda novedad. Nada más llegar se desató el infierno. Nos abrió la puerta la madrastra de Blancanieves en pleno apogeo. Nada más entrar se dirigió a mi hermana con un reproche a voz en grito seguido de una monumental torta. Me quedé petrificado. Iba a abrir la boca -o mejor dicho cerrarla porque se me quedó abierta más de lo que la cordura recomienda- cuando una voz contundente y autoritaria, como nunca le había oído a mi padre, salió de detrás de la bruja. No sé si la señora no sabía que mi padre estaba en casa o si se creía tan fortalecida que ya no consideraba necesario fingir ni ocultar su verdadera cara, lo cierto es que su arrebato desmesurado la sacó de nuestra casa y de nuestras vidas de un plumazo. Así las cosas, recuperé mi cuarto y mi hermana su dignidad. Tras su golpe de autoridad mi padre volvió a hacerse casi invisible, al menos durante unos deliciosos y calmados días". 

lunes, 29 de mayo de 2017

DICIEMBRE 77

"Sara y Juancho se levantaban temprano para salir a correr. A su vuelta desayunábamos juntos y organizaban todo el día de manera que no quedara un hueco libre. 

Caíamos exhaustos todos los días. Aquel enclave estaba a tiro de piedra de la estación de esquí de Javalambre, de Valencia y, no demasiado lejos de Sagunto. También estuvimos en el Parque Natural de la Sierra Calderona. Más que vacaciones de relax parecía una competición. Lo pasábamos genial, pero si había alguien que estuvieran disfrutando de veras era Sarita. Estaba como en una nube. Y como no estarlo, estábamos viviendo en una semana más que en casi dos décadas de vida. Juancho era el perfecto anfitrión. No parecía cansarse nunca, nos llevaba a todas partes contándonos anécdotas sin parar, soltando datos y dando información sobre lo que veíamos a cada paso. No en vano, había pasado allí gran parte de su infancia. Los días que más disfruté fueron los de las rutas por el monte. Mi hermana se esforzaba por no quejarse y aguantaba el tirón cada día como si no hubiera un mañana. Acabado el día nos reuníamos en torno al fuego y charlábamos hasta las tantas. Llegábamos a la cama rendidos pero felices. Por primera vez en mucho tiempo la noche no me resultaba aterradora".


domingo, 28 de mayo de 2017

DICIEMBRE 76

"Juancho me invitó a pasar las vacaciones de navidad en su chalet de la sierra. La idea me encantó. Me permití el lujo de pensar un poco en mi felicidad y le dije que sí sin plantearme si era oportuno o no. Se lo conté a Sara, a pesar de que estaba convencido de que ni me escucharía. Para mi sorpresa abrió los ojos como platos y me pidió que le rogara a Juancho que la dejara acompañarnos. ­­Más sorprendido me dejó mi amigo que, lejos de poner alguna excusa o gesto de incomodidad, se mostró encantado con mi inesperada propuesta. Nos fuimos los tres a la sierra de Javalambre. Aquellas elevaciones y valles encajados me provocaban unas ganas enormes de salir y recorrerlo todo. No perderme ni una de sus sendas. Sara estaba cambiadisima. Se había quitado su disfraz de gótica. Iba con unos vaqueros ajustados y una camiseta blanca que la hacía parecer una chiquilla. El pelo recogido en cola de caballo y la cara limpia, sin maquillaje, le daban el aspecto inocente y saludable que hacía tiempo había perdido. Me sentí feliz de verla así. Juancho iba conduciendo y bromeando todo el tiempo. Estaba encantado con la presencia de mi hermana, más de lo que me hubiera gustado, a decir verdad. Por fin llegamos al chalet. No era ni enorme ni lujoso en exceso, pero su construcción sobria y equilibrada le daban un aire de fortaleza que me traía recuerdos de otros tiempos en los que se hacía necesario proteger la hacienda de los enemigos. Sus padres estaban allí. Nos recibieron con mucho protocolo. Amables y atentos, nos obsequiaron con una cena exquisita tras la cual nos mostraron unas excelentes habitaciones con vistas al valle del Turia. No desaprovechamos ni un solo día. El tiempo parecía haberse detenido".

martes, 23 de mayo de 2017

DICIEMBRE 75

"Roddy volvió a aparecer de nuevo sin avisar y de improviso en el sitio y momento más inesperado. No renuncio a volver un día a las tablas, pero hoy por hoy necesito cerrar esta etapa de mi vida sin dejar cosas inacabadas, fue lo que le contesté mientras echábamos un pitillo a medias. No le gustó mi respuesta. Mi miró, entre el humo de su cigarrillo, con cierto aire de indiferencia, como si no tuviera importancia. Dijo comprenderlo, pero se fue mohíno; relatando algo entre dientes; que parecía más una maldición que palabras de consuelo. No le volví a ver. No tuve claro cuál fue su ­verdadera intención. Algo en su actitud me hizo sospechar que había algo que me ocultaba. 

La gira, según me dijo, arrancaba en menos de siete días y la compañía recorrería los países de la Europa del este. Más tarde me contó un compañero de la campaña de verano que Roddy tenía todo listo para partir cuando le falló el actor principal. La empresa que le contrató le presionaba para que saliera de ruta cuanto antes. Tras su aparente desgana y falta de entusiasmo había una desesperada impaciencia por ficharme para partir cuanto antes. Me alegré de haber rechazado su oferta". 

domingo, 21 de mayo de 2017

DICIEMBRE 74

"La llamada del teatro ejercía una atracción sobre mí que apenas me dejaba dormir por las noches. Una parte de mí quería sucumbir a la promesa del éxito sobre las tablas de un escenario y la otra, más racional, me reclamaba finalizar los estudios, al menos los previos a la universidad. Mi sentido común me reclamaba no cerrarme posibilidades de futuro y mi lado más visceral me demandaba que dejara volar mi espíritu libre. De no haber existido la aventura del periódico y la inesperada y refrescante amistad de Juancho, la balanza hacia la escapada por Europa no habría tenido resistencia alguna. Estaba viviendo un auténtico déjà vu, volver a renunciar a marcharme e intentar ser dueño de mi propio destino, era algo que acababa de vivir tan solo unas semanas atrás. A pesar de lo duro que fue tomar la decisión. Poder decidir y elegir fue, total y absolutamente, terapéutico.  Tener opciones, para variar, era gratificante. Pero la libertad de elegir estaba mediatizada por lo que me había inculcado mi madre cuando no levantaba un palmo del suelo. No permitas que le ocurra nada a tu hermanita, me decía mi madre cada vez que la inquieta y jovial Sara, de aquellos tiempos de nuestra primera infancia, se metía en líos. Y me hacía prometérselo haciéndome una cruz con el dedo sobre el pecho mientras ella dibujaba su más tierna y aduladora sonrisa".

sábado, 20 de mayo de 2017

DICIEMBRE 73

"Con el periódico en marcha, mi relación con Juancho entró en una fase de complicidad y compadreo que empezó a facilitarme la vida en el instituto. Allá donde ponía la mano el alumno nuevo acudían los demás como abejas atraídas por la miel. Podía tener cualquier amigo, pero él prefería pasar todo su tiempo libre ayudándome a poner en funcionamiento el New News Paper, como le habíamos denominado, por mayoría, todo el equipo de redacción. El grupo se formó en menos de lo previsto y todos los temas se debatían y acordaban en asamblea y por votación. Los más ilustrados del instituto tuvieron su plataforma de comunicación. Dábamos cabida a todo tipo de colectivos; incluso el profesorado tenía su espacio. Insté a escribir sus quejas y demandas a todas las tribus que rondaban el centro.

                           El Paper,
como comenzaron a llamarlo, se convirtió en un vehículo de comunicación y en una herramienta de divulgación y publicidad. Todos querían tener su espacio. Viendo su éxito, no entiendo como no surgió antes la idea. La directiva del centro no estaba muy entusiasmada con el cariz que había tomado el asunto. La lucha por la libertad de prensa y el derecho a expresarse se convirtió en nuestro principal cometido; entre tanto el profesorado prefería que se usara para dar una cara del instituto actual, cordial, colaborativa y solidaria; cosa que distaba, con mucho, de ser cierto. A tal punto llegaron las tiranteces que el director nos exigió incorporar una comisión de profesores en el equipo de redacción o cerraría el periódico. A partir de ese momento, los artículos se moderaron. Todo debía pasar por innumerables debates y negociaciones. Aun así, merecía la pena. La lucha por mantenerlo abierto, dar cabida a las necesidades del centro, reflejar las realidades que circulaban por pasillos y aulas, las disputas con la comisión y todo ello, bajo la presión de un presupuesto cada vez más bajo, me hizo afinar el ingenio y también ganarme el respeto de muchos, especialmente de mi hermana y de Juancho".

DICIEMBRE 72

"Al término de las clases, en la víspera de Navidad, me encontré a Roddy echándose un pitillo relajadamente sentado en la barandilla del insti. Cuando me vio apagó el cigarrillo y se dirigió a mí con cierta parsimonia. Un “¡ey, chaval!” y un “¿echamos una parrafada?” fueron sus palabras. Me dio alegría verle, pero me costó controlar la sorpresa y el desconcierto de verle allí. Charlamos despreocupadamente durante más de dos horas. Perdí el autobús. Llegaría tarde a casa, pero, total, ¿a quién le iba a importar? Viendo que la conversación terminaba y no llegábamos a ninguna aclaración sobre el motivo de su visita, opté por preguntarle directamente. Creo que tener algo que te puede interesar, dijo, mientras se liaba otro pitillo. Me propuso marcharme con su compañía de gira por Europa. Otra gran oportunidad que pasa por mi puerta en un mal momento, es lo primero que pensé. Me dejó inquieto. No le di una respuesta inmediata. Tenía que reflexionar. La vida me había enseñado que a veces se nos llenan los ojos de promesas que a la vuelta de la esquina se convierten en cenizas que se las lleva el viento".

viernes, 19 de mayo de 2017

DICIEMBRE 71

"Juan Ignacio entró en mi vida como un ciclón. Otra vez me alié con el nuevo de la clase. Se matriculó con el curso empezado y era lo opuesto a Isaac. Estuvo claro, desde el primer instante que apareció por el instituto, que no había llegado para servir de diversión a los pandilleros que habían hecho la vida imposible a mi amigo judío. Era el caso atípico de chico de constitución atlética, seguro de sí mismo y ágil, física y mentalmente, que no usa ni abusa de su poder. Venía bien ese aire fresco en las clases. Su lucidez y buena disposición encantaba a los profes, pero nadie se atrevía a llamarle empollón, friky o algo parecido. Se incorporó en el equipo de baloncesto, para delicia de mis empalagosas compañeras del grupo de las animadoras. El que se había convertido en el más rarito de la clase era yo. Mi aire de bohemio intelectual, introvertido y aislado social no parecía ser el perfil de amigo que le pudiera interesar. Afortunadamente, me equivoqué. Se acercó a mi mesa y me preguntó si existía periódico escolar. Sin pensármelo dos veces le contesté que si obtuviera algún apoyo yo me comprometería a preparar un proyecto y proponérselo a la dirección del centro. En dos semanas estaba el proyecto en marcha".

jueves, 18 de mayo de 2017

DICIEMBRE 70

"Volvía a sentir la impotencia y desamparo que sufrí en aquellos días que mi madre me consolaba contándome historias. La noche me traía mis más oscuras reflexiones; era, sin duda, el peor momento del día. Me venía a la mente mi amigo Isaac, Nueva York, Carla, el grupo de teatro, la gira de verano… Si al menos abrieran de nuevo la academia. Pero no ocurrió. La rebautizaron con el nombre de Academia de danza y Artes creativas y se la llevaron al pueblo de al lado que contaba con más de 20.000 habitantes y prometía una proyección mayor. Necesitaba encontrar el modo de valerme por mí mismo y mientras ese momento llegaba era prioritario encontrar un trabajo a tiempo parcial que me permitiera conseguir algo de dinero y seguir estudiando. Tenía que encontrar algo a lo que aferrarme. Salvar a mi hermana no podía pasar por aniquilar mi espíritu. Si la suerte no me venía de cara tendría que buscarla yo". 

miércoles, 17 de mayo de 2017

UN PARÉNTESIS EN LA HISTORIA DE PABLO / HOY NERUDA

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.



Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos
           árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis
          brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

DICIEMBRE 69

"Algunas lecciones se deben vivir en primera persona para entenderlas. Es más que una frase, es la historia de mi vida. Desde pequeño escuchaba a mi madre hablar de lo importante que era sacar enseñanza de todo cuanto nos ocurría. Insistía en que a veces lo que se presenta como negativo o traumático puede ser el punto de arranque para algo fabuloso. Recuerdo aquello que me contó un día  mientras me arropaba y me daba las buenas noches. Yo llevaba llorando desde que llegué del colegio porque un niño me hacía la vida imposible. Saca las garras y defiéndete, pero no con los puños sino con el carácter y la actitud. Ante mi cara de incredulidad y de impotencia me intentaba consolar acurrucándome en su pecho y me decía en un susurro, que me clamaba como por encanto, que era necesario que nos encontráramos obstáculos para hacernos fuertes porque si no seríamos como el niño, al que por amor y miedo a que se atragantaran, dieron todo el alimento batido durante años y no le llegaron a crecer nunca los dientes. A decir verdad, me costaba sacar enseñanzas positivas de todo aquello que me iba sucediendo desde que abrí los ojos a la vida -especialmente desde que murió mamá. Y pensar que de chiquillo me parecía que era un niño desgraciado porque no podía tener las cosas que tenían los demás. No tenía de todo, es cierto, pero tenía lo que necesitaba". 

lunes, 15 de mayo de 2017

DICIEMBRE 68

"Recibí un e-mail de Isaac una semana después de su partida. Lo abrí impaciente, entusiasmado, como el que abre un regalo inesperado. Me explicaba al detalle la impresión que le causó su llegada a la ciudad desde antes de bajar del avión. Ya desde la ventanilla sufrió un gran impacto al darse de bruces con la ciudad en la que nació y en la que vivió sus primeros años. Tenía en la memoria cientos de estampas mentales de Nueva York, pero nada era comparable -según contaba- con respirar el ambiente de la ciudad, enredarse en sus calles, empaparse de sus sonidos urbanos y fundirse en su gigantismo convirtiéndose en poco más que nada. Leer las líneas de su correo me transportaba a aquella ciudad que, sin conocerla, había transformado en mi mente en el Dorado. En ese momento, más que nunca, puse Nueva York en mi punto de mira". 

domingo, 14 de mayo de 2017

DICIEMBRE 67

"Volver al instituto (habiendo tenido al alcance de la mano la posibilidad de alejarme de todo cuanto aborrecía) fue una dura prueba, especialmente desagradable, sin la presencia de aquellos que me lo hacían más llevadero, Isaac y Carla. Hacía tiempo que no me sentía tan solo. Decidí tomar el control, si no de mi vida, al menos de mis emociones. Terminar el bachiller era, no un curso más, sino un objetivo a cumplir. Salvar a mi hermana, era mi otro gran objetivo. Llegué tarde. Muy tarde. Había estado tan cerca de conectar de nuevo con Sara que volví a sentir la pérdida como la primera vez que se alejó de mí. El instituto se convirtió en su refugio. Hizo nuevos amigos, ahora más acordes con su nuevo look. Los góticos del instituto eran los bichos raros que no se relacionaban con nadie, asistían a las clases, no sin polémica. Rebeldes, antiglobalización, inconformistas, contrarios a la autoridad, viniera de donde viniera; su actitud frente al mundo era negativa y derrotista y no luchaban por cambiar lo que no les gustaba se limitaban a protestar y negativizar todo cuanto les rodeaba. Ese era el tipo de gente con la que mi hermana se iba. Vestían totalmente de negro, usaban adornos metálicos, grandes zapatones con plataforma, maquillaje excesivo que les daba aspecto cadavérico, la nota de color la ponían, en ocasiones, en el pelo, tintándoselo, como en el caso de mi hermana, de rojo pasión o de un azul intenso que desarmonizaba con sus rostros apagados y tristes…Parecían una auténtica secta. Sentía que habían secuestrado a mi hermana, puede que no su cuerpo, pero sí su alma". ­

jueves, 11 de mayo de 2017

DICIEMBRE 66

"Volver al instituto (habiendo tenido al alcance de la mano la posibilidad de alejarme de todo cuanto aborrecía) fue una dura prueba, especialmente desagradable, sin la presencia de Isaac ni de Carla. Hacía tiempo que no me sentía tan solo. Decidí tomar el control, si no de mi vida, al menos de mis emociones. Terminar el bachiller era, no un curso más, sino un objetivo a cumplir. Salvar a mi hermana, era mi otro gran objetivo. Llegué tarde. Muy tarde. Había estado tan cerca de conectar de nuevo con Sara que volví a sentir la pérdida como la primera vez que se alejó de mí. El instituto se convirtió en su refugio. Hizo nuevos amigos, ahora más acordes con su nuevo look. Los góticos del instituto eran los bichos raros que no se relacionaban con nadie, asistían a las clases, no sin polémica. Rebeldes, antiglobalización, inconformistas, contrarios a la autoridad, viniera de donde viniera; su actitud frente al mundo era negativa y derrotista y no luchaban por cambiar lo que no les gustaba se limitaban a protestar y negativizar todo cuanto les rodeaba. Ese era el tipo de gente con la que mi hermana se iba. Vestían totalmente de negro, usaban adornos metálicos, grandes zapatones con plataforma, maquillaje excesivo que les daba aspecto cadavérico, la nota de color la ponían, en ocasiones, en el pelo, tintándoselo, como en el caso de mi hermana, de rojo pasión o de un azul intenso que desarmonizaba con sus rostros apagados y tristes…Parecían una auténtica secta. Sentía que habían secuestrado a mi hermana, puede que no su cuerpo, pero sí su alma".

DICIEMBRE 65

"La que mi padre llamaba Tina, mi hermana bruja y yo usurpadora,  se paseaba por casa sin ningún pudor y con toda impunidad. Ocupé una habitación pequeña, que había tenido la función de trastero antes de mi marcha, porque mi cuarto se había convertido en el despacho. Decir que el ambiente de casa era extraño es quedarse muy corto. Encerrado en mi nuevo cuarto preparé un plan para abordar la nueva situación. En primer lugar, tenía que establecer las bases, o sea, qué estaba ocurriendo, qué papel desempeñaba cada quien. Estaba claro que me habían desplazado de mi estatus de organizador y controlador de la economía doméstica, hasta ahí ningún problema. Me habían ninguneado completamente, pero en realidad eso era una buena noticia para mí. Nadie me pedía nada ni me reclamaba ninguna actuación. Ser invisible es lo mejor que me podía ocurrir, dadas las circunstancias. Después estaba el asunto de las tareas menos gratas como cocinar, la colada, la limpieza, etc. que actualmente estaban a cargo de mi hermana. Bajo ningún concepto iba a asumirlas otra vez. El plan era liberar a mi hermana de ser la criada de la que se había convertido en la señora de la casa. Al menos, Sara estaba dispuesta a escucharme; tener una conversación con mi hermana y que interactuara conmigo era un privilegio con el que no contaba. Algo bueno saldría de todo el desconcierto que había irrumpido en nuestras vidas. Mi hermana escuchaba sí, pero estaba abatida y derrotada". 

lunes, 8 de mayo de 2017

DICIEMBRE 64

"No me podía ir a Nueva York dejando a mi hermana allí. Implanteable. Al menos ahora tenía algo por lo que luchar y mi hermana volvía a ser mi aliada. Isaac y su familia se marchaban en menos de una semana. La angustia volvió a anudárseme en el estómago. Iba a perder la oportunidad para despegar, cambiar de vida, ser yo mismo y emprender el camino a lograr mi sueño, que no era otro que el de convertirme en actor de cine y, sobre todo, ser dueño de mi propio destino. Días antes, cuando sugerí a mi amigo que Nueva York podía ser un giro en su vida en positivo y que me apetecía acompañarle en semejante desafío, se entusiasmó y me abrazó como si no hubiera un mañana. Sus padres acogieron la noticia -no sin asombro- como una excelente solución. Sin duda esperaban enfrentarse a un serio conflicto con su hijo pues sabían que no quería marcharse de España -aunque solo fuera por llevarles la contraria. Pero, no. De nuevo el destino se resistía a dejarme ser feliz, o al menos a intentarlo. No, no me iba a marchar y a dejar que mi hermana se hundiera en el mismo fango que casi me ahogó a mí. Irremediablemente, Isaac -con la promesa de una vida mejor- se marchó".

sábado, 6 de mayo de 2017

DICIEMBRE 63

"Sonó la llave de la puerta y, ante mi asombro, quien entró no fue mi padre sino una señora, entre rubia de bote y pelirroja descolorida, con el pelo recogido a modo de moño descontrolado que nada más verme dijo: “vaya el hijo pródigo ha vuelto”. Hubiera deseado que me tragara la tierra. Así que esas eran realmente las novedades de las que me hablaba mi hermana. Sara se levantó y se marchó a la cocina sin saludarla. La que parecía ser la madrastra del peor de los cuentos la dijo en un tono agudo que se metía hasta en la pituitaria, que la comida debía estar lista en diez minutos. O sea que mi hermana, que no sabía trocear un tomate ni sabía distinguir el aceite del vinagre, cocinaba para esa señora; entonces fui yo el que se dio de bruces con la realidad. Sentí ganas de vomitar. Salí corriendo al baño sin que me perdiera de vista aquella señora como si estuviera usurpando su casa. ¿Estaría esta mujer en la vida de mi padre antes de enrolarme en la gira teatral? Empecé a entender muchas cosas. Los espacios en blanco de mi cerebro se llenaron de golpe. Esas noches de trabajo que hacían que mi padre volviera de madrugada tantas veces, esos cambios de humor sin aparente justificación, esas ausencias de casi tres días sin explicación…"

jueves, 4 de mayo de 2017

DICIEMBRE 62

"Encerrarse en su cuarto ya no fue una respuesta válida para mi padre, que la obligó a enfrentarse a la realidad sin mediar transición alguna. Sara se refugió en su disfraz de adolescente rebelde y se vistió de negro para mostrar su rechazo, pero de nada la sirvió. Todo aquello que me contaba mi hermana producía un doble efecto en mi ánimo, por una parte, me entristecía en la posición y desconsuelo que había quedado- incluso me sentía hasta culpable-, por otro, mi ego se alegraba de que ella experimentara, al menos una parte de lo que yo llevaba años viviendo en absoluta soledad, pues, además de vivir una situación impropia de un chaval, ni siquiera pude contar tampoco con el consuelo de la complicidad que tenía con ella antes de la muerte de nuestra madre. 
Roto su aislamiento se vio forzada a asumir las responsabilidades que mi padre no le dio opción a rechazar. Su carácter volvió a sufrir un revés. La vida la estaba asaltando con reveses incompresibles para una chiquilla. Entre unas cosas y otras, mi hermana se estaba destruyendo. Ella no luchaba, se dejaba hacer. Ese fue su error".

miércoles, 3 de mayo de 2017

DICIEMBRE 61

"Me senté en el sofá frente a mi hermana. Me sentía como un invitado en mi propia casa. ¿O ya no era mi casa? Derrotado sobre aquél viejo mueble y con la lánguida luz que entraba por la única ventana del salón -algunas cosas parecían no cambiar nunca- mi hermana, que recuperó por momentos, un poco de la personalidad dulce y acogedora que tenía en los tiempos en que éramos uña y carne, me comunicó que las cosas en casa habían cambiado. Yo no salía de mi asombro, aún no podía imaginarme a qué se estaba refiriendo mi hermana. Obviamente, mi padre había tomado el control de la casa, ése que yo asumí como un adulto y que me robó mi infancia, mientras él jugaba al hombre de negocios clandestino. Me contó Sara, que mi padre hizo como si no hubiera ocurrido nada, es decir, como si yo no me hubiera marchado. Como si yo no hubiera existido nunca, evitó en todo momento mencionar mi nombre. El modus vivendi de la casa se modificó drásticamente, al menos para mi hermana. Las tareas que yo asumía se las pasó mi padre sin mediar negociación alguna. Ella tuvo que asumir todas las tareas de la casa de golpe, de las que no sabía nada y, probablemente pensaba que se resolvían mágicamente hasta que yo me marché. Pobre niña, se rompió la cápsula de cristal en la que se había enclaustrado".

DICIEMBRE 60

"Llegué a casa con el petate lleno de ropa sucia, de experiencias de todo tipo y de todos los colores y de nervios, a duras penas controlados. Allí, parado en la puerta, tuve un momento tremendo de indecisión e incertidumbre. La perplejidad llegó a extremos cuando metí la llave y ésta no respondió. Me quedé rígido. Pasaron unos segundos que parecieron una eternidad. Si me hubieran respondido las piernas habría salido corriendo de allí. Se abrió la puerta. Me encontré de bruces con una adolescente vestida al modo gótico, toda de negro y maquillada como una muñeca. ¿Sara? Balbuceé sin convicción. Hola hermano, dijo sin mucho entusiasmo, tras controlar una incipiente sonrisa inicial en la que me pareció reconocer su verdadero rostro. Tuvieron que cambiar el cerrojo tan sólo unos días antes, me contó, mientras abría la puerta y me dejaba entrar dándome la espalda de inmediato. Recordé que la cerradura daba fallo desde hacía años. Pregunté por mi padre. Pasa, contestó. Hay alguna novedad. No salía de mi asombro: la cerradura cambiada, mi hermana gótica y ¿aún me quedaban más novedades? ¡Pero si solo me había marchado un par de meses!"