MIS HISTORIAS

Mis historias

DESDE MI VENTANA/ DICIEMBRE

EN SENTIDO INVERSO DEL FINAL AL PRINCIPIO, TODA LA HISTORIA

sábado, 30 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XLIV

Tan bochornoso fue el episodio de la visita de Juan que me dejó bloqueada durante semanas. Ni trabajo, ni lectura, ni ordenador… solo silencio. El silencio y mi ventana. Llena de vida e insultantemente hermosa llegó mi amiga Alicia. Meses hacía que no la veía. Me contó innumerables historias, batallitas, anécdotas… Había conocido a muchísima gente nueva. Se había enfrentado a situaciones increíbles y superado dificultades y tareas que en otro tiempo le habrían parecido insalvables. Estaba radiante. Había cambiado una barbaridad. Su presencia llenaba de luz y alegría mi cuarto. Charlamos y charlamos hasta la extenuación. ¡Qué gusto me daba escucharla! Lo más triste de la visita de mi amiga es que se marchaba una vez más al extranjero y no volvería hasta pasado el verano. Seis meses en Copenhague, otros seis en Múnich y el verano a trabajar a Cambridge donde compartiría piso con Angelina, una vieja amiga de colegio. No me lo podía creer, era Angelina la plasta, como la llamábamos de pequeñas, la que compartiría sueños y aventuras con mi amiga y no yo. Tantos planes me abrumaban como si fuera una carga que tuviera que llevar yo sobre mis hombros. Antes de marcharse se giró y sonriendo ampliamente me dijo sin darle demasiada importancia, mi próximo proyecto eres tú, vete preparando. No entiendo, dije con indiferencia. Este año acabo doctorado y el que viene me marcho a New Jersey. Ah, muy bien, le dije, ¿y? Cómo que ¿y?, respondió algo molesta. ¿Es que no te acuerdas cual era nuestro sueño cuando éramos pequeñas? Hace mucho de eso, contesté quitándole toda la intención que pude. 


¡La universidad de Princeton!, exclamó casi en un grito. Prometimos que iríamos juntas a terminar nuestros estudios a la universidad más prestigiosa de Estados Unidos. Ya, y también queríamos ser bailarinas y recorrer el mundo en bicicleta, le contesté amargamente. Querida amiga, digo obviando mi tristeza, vendré a por ti y dejaremos con la boca abierta a los americanos. Ya hemos terminados nuestros estudios, dije, con el peso aplastante de la lógica. Haremos el curso de fotografía e imagen que tanto deseábamos. Viviremos de nuestro trabajo y disfrutaremos de nuestra ilusión de la infancia. Nadie nos lo arrebatará, con nuestro curriculum entraremos en la universidad sin problema. No quiero excusas. Te doy un año".

viernes, 29 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XLIII

Juan siguió insistiendo en que quería verme. No podía ser. Estaba claro que ya no había nada que esconder, él sabía de mi silla de ruedas y de mi pavor por pisar la calle. Me propuso venir a verme a casa. De ningún modo, le contesté. ¡Lo deseaba tanto! Verle en persona, tenerle delante de mí como había tenido a Pablo Barrios, el poeta. Sentir la calidez de sus manos en el saludo. Escuchar su voz. De ningún modo, insistí. Era evidente que ya no podía defraudarle más pero una cosa era saber de mis limitaciones y otra, muy distinta, verme atada a mi silla y a mis miedos. No, definitivamente, no podía venir a verme. Confieso que estuve tentada a sucumbir, su insistencia me halagaba y me seducía. Mamá llamó a la puerta, la merienda, dijo en su tono afable habitual. Al entrar me sonrió, puso la bandeja sobre mi mesita de trabajo. ¿Cómo vas con el libro de Barrios?, dijo como si nada. Regular, respondí, es una poesía muy intimista y llevarlo al inglés cuesta. Hay alguien que quiere verte, soltó sin pestañear. Me dio un vuelco el corazón. ¡No!, salió de mi garganta como en un gemido. ¡No mamá, por favor, no! Debí mudar el color, mi madre se asustó. No mi cielo, me dijo suavemente, si no quieres no lo hago pasar. Con mis veinticinco años recién cumplidos solo tenía mi familia, mis libros y mi enorme sentido del pudor. Me daba una vergüenza mortal que estuviera allí en el salón de mi casa y no permitirle verme ni por un instante pero tanto era lo que me importaba que no podía dejar que me viera tal cual. ¿Absurdo? Puede. Necesitaba más tiempo. No sabía para qué pero necesitaba más tiempo.

jueves, 28 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XLII

"Estaba en mi cuarto repasando mi último trabajo. Me habían encargado traducir a inglés un libro de poesías de un autor local. En principio no parecía ser un trabajo de gran proyección pero resulta que Pablo Barrios, que así se llamaba el poeta en cuestión, había vivido en Nueva York durante dos años y gran parte de los poemas habían nacido en aquella ciudad. Muy extraño me pareció que si el tal Barrios había vivido en Estados Unidos y dando por sentado que dominaría el inglés no lo escribiera él mismo en la lengua anglosajona. Tuve una entrevista con él muy interesante y curiosa. Era un joven que llevaba viajando desde apenas cumplidos los dieciocho. Un año en Alemania con Erasmus, otro en Reino Unido y, tras dos años en Salamanca, se fue a completar sus estudios con un master en los Estados Unidos. Era un auténtico políglota. Hablaba Español (por parte de madre), Catalán (por parte de padre), Alemán, Inglés y francés por formación y chapurreaba el italiano por su compañero de piso de los últimos tiempos. Estudió Física y Química,  trabajaba en una compañía internacional que tenía laboratorios repartidos por los países más representativos del mercado internacional. Total que era una auténtica eminencia. Sin duda, una mente privilegiada. Empezó a escribir los poemas durante su primer curso en el extranjero y decidió publicarlo estando ya en Nueva York, donde escribió la mayoría de ellos, finalizando así una etapa de su vida que consideraba había sido de transición pues había decidido, acabado el máster, hacer el doctorado en Tokio. Me tenía totalmente deslumbrada. Vino a verme a casa después de que le recomendara uno de mis clientes habituales revisar mi trabajo y confiarme su obra. Pasamos horas hablando. Hacía tiempo que no me sentía tan cómoda hablando con alguien. Mi primera pregunta no podía ser otra que como era posible que delegase en otros la traducción de su obra con los conocimientos que él tenía de idiomas. Escribió los poemas de un modo muy sentido y desde lo más profundo de su ser, los escribió en la lengua que le había visto nacer y deseaba mantener esa esencia. Al traducirlos él mismo le hacía ver sus propios poemas como en la distancia y ese papel prefería dejárselo a otros. Sin duda, repasaría las traducciones pero quería que fuera otra persona quien trasladara aquellas palabras cargadas de vivencias y emociones a otra lengua".



miércoles, 27 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XLI

"Llamaron al timbre. Era Ismael, que había perdido, una vez más las llaves de casa. Algo tenía que tener, no podían ser todo virtudes. Era un auténtico desastre, tenía una memoria prodigiosa en cuanto a lo académico pero para la vida cotidiana era absolutamente despistado y despreocupado. Mamá se reía como loca cuando Ismael contaba sus anécdotas en el instituto. Los compañeros le llamaban San Cucufato, porque se pasaba la vida invocando a este santo para que le aparecieran las llaves, la cartera o la chaqueta, que también la perdió de vez en cuando. Algunas veces nos hizo pasar verdaderas fatigas, como aquel día que perdió el recibo para recoger el traje de fiesta de mamá. Iban a salir de cena de fin de año. Todo un evento. Mi madre jamás, y digo bien, jamás había tenido una verdadera cena de gala. Salir a cenar, alguna vez, pocas para ser precisos, pero una cena con vestido de noche y baile, nunca. Era como un sueño hecho realidad. Ismael le compró un vestido precioso. Le sentaba a mamá como un guante. Parecía una auténtica princesa. A pesar de que ya no era una chiquilla tenía un tipazo y desde que conoció a su querido profesor de literatura la cara le había rejuvenecido diez años. Pero el vestido necesitaba un pequeñísimo arreglo. El escote era algo pronunciado para la pudorosa ama de casa que se había criado bajo la estricta disciplina católica de su abuela. Ismael se ofreció a llevarlo a arreglar pues la tela era muy delicada y mamá no se atrevía a manipularlo a pesar de que la aguja no tenía secretos para ella. Dos días antes de la cena había que recogerlo pero Ismael no tenía la más remota idea de donde había guardado el dichoso tique. Todo se solucionó felizmente por la buena voluntad de la dependienta que permitió a mi madre ver todos sus vestidos y admitió darle el que señaló como suyo". 

martes, 26 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XL

"Adela y yo hemos ido a tal sitio, hemos hecho no sé qué cosa, hemos entrenado no sé cuánto tiempo… ¿qué demonios me interesaba a mí todo eso? ¡Qué bien!, contestaba yo, ¿qué otra cosa podía decir? Se les veía muy divertidos en sus fotos del face. Decidí ausentarme de las redes. Comencé a escribir mis historias en un blog. Era más impersonal y menos comprometido. Es más difícil que te dejen comentarios en un blog y, por supuesto, no es la plataforma para hacer contactos ni amigos. O sea, era perfecto, podía escribir pero sin ser molestada. Aunque tampoco recibía el imput de los likes. No hay nada perfecto. 
Volví a visitar mi Facebook, la desazón por saber de él me reconcomía. ¡Qué dolor! No saber nada era tan hiriente que prefería el sufrimiento de su felicidad con Adela al silencio. Había varios mensajes por privado. Varios no, muchos. El primero era, ayer estuvimos en el cine, como no hubo respuesta todos los demás fueron, hola, hola, hola, estás ahí?...  Sentí cierto consuelo al percibir una especie de ansiedad, o de inquietud al menos, en su insistencia. Estoy aquí, contesté, todo bien? Continué. Quiero verte, fue su respuesta. Entré en pánico. ¿Verme? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene? Pensé mientras se me amontonaban las ideas en la cabeza. No, fue lo único que le dije". 

jueves, 14 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXIX

"El novio de mamá ya vivía en casa. Ismael era todo un caballero y hacía muy feliz a mamá. Me costó admitirlo pero era absolutamente cierto que la convivencia con él era fácil y que el clima y la calidad de vida nos cambió desde que llegó a casa, e incluso antes, cuando apareció en la vida de mamá. Afortunadamente encajó perfectamente con la personalidad de mi hermano y llegó en un buen momento pues la adolescencia de Luis que pareció suave en un principio, empezaba a agriar el carácter de mi hermano y las discusiones comenzaban a formar parte de nuestra cotidianidad. El novio de mamá tenía temple, sicología y paciencia y eso desarmaba a mi hermano que no estaba acostumbrado a argumentos tan bien ensamblados como los que tenía Ismael. Además se lo llevaba a su terreno fácilmente. 

Me gustara o no, sabía hacerlo como nadie. Su perfil de profesor de literatura facilitaba las cosas pues leía y enaltecía los cuentos de mi hermano, lo cual no solo frenaba sus ataques de emociones descontroladas sino que le serenaba y estimulaba a seguir escribiendo. Y qué demonios tenía un nosequé que atraía las simpatías de todos. Tras la época más rebelde de mi hermano surgió entre ellos una complicidad que despertó mi desconfianza y, por qué no decirlo, mis celos. Unos celos que a ratos se convertían en verdadero rechazo a mi madre. Sí, ya lo sé que es una locura, pero no veía en Ismael al culpable sino a mi madre, que era la que lo había traído a casa y por tanto era la causante de que yo tuviera que compartir el cariño de mi hermano. Mi pequeño mundo se desmoronaba".

miércoles, 13 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXVIII

"Se llama Adela, es profesora de pádel en un macro centro

de entrenamiento y formación en las afueras de Madrid; la gusta el deporte en general y es una apasionada del cine de ensayo. Así me la presentó Juan en un mensaje tan escueto como impersonal, como acostumbraba a hacer desde su silencio roto. Si, rompió el silencio y eso me alivió en un primer momento pero sus intervenciones se alejaban de ser las de mi amigo de los inicios de nuestra relación. ¿Cuánto más habría ganado yo si no hubiese vuelto a contactar conmigo? Su silencio definitivo me habría desgarrado pero tarde o temprano cicatrizaría, sin embargo, sus intervenciones pobres y desprovistas de empatía me prolongaban la agonía sin consuelo alguno. 
Cada vez espaciaba más sus mensajes y casi todos mencionaban a su nueva amiga, la cual se iba perfilando clarísimamente como su novia. No pude evitar, triste de mí, meterme en el face de su Adela. ¡Vale! No fue una buena idea. Fue un mazazo. Guapa, joven, simpática, activa, amante de los deportes y los animales. Algo así como Barbie Perfecta".



martes, 12 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXVII

"Entre tanto yo no paraba de escribir mis propias historias pero pensar en publicarlas me traía a la memoria la posibilidad de un nuevo fracaso y ya estaba bien servida en cuanto a frustraciones se refería. Seguí subiéndolo a la red y mi lista de seguidores aumentaba lo cual me proporcionaba un regusto a felicidad somera pero gratificante como un paseo por la playa en pleno mes de abril. ¡Mmm,  la playa!,  ¿pisaría su arena algún día? ¿No va siendo hora de que empiece a plantearme seriamente enfrentarme a la posibilidad de salir al mundo exterior? Postergarlo era un verdadero acto de cobardía y no podía permitírmelo. La vida se me escapaba entre los dedos. Las paredes de mi cuarto, en otro momento fuente de seguridad y protección, me resultaban ya muros insalvables".


lunes, 11 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXVI

"Sus siguientes intervenciones eran impersonales pero amables. Comenzó a hablarme de su viaje y de sus múltiples ocupaciones. Me quedó más que claro que una persona tan activa y ocupada no necesitaba una paralítica en su vida. Ya no lloré más. A esas alturas ya no me quedaban lágrimas. Decidí agradecer al universo el haberme regalado la amistad de una persona tan interesante y dejé para mis ensueños mis pasadas fantasías de amor con Juan.
Mi hermano también había salido aficionado a la literatura. A pesar de sus muchos éxitos en el deporte donde ganaba trofeos con frecuencia, Luis comenzó a escribir cuentos infantiles que publicaba en una revista local. Tan jovencito y con las ideas tan claras. Su vocabulario, su capacidad para hilar ideas, su facilidad para conectar con el lector… ¡Era impresionante! Quiso la fortuna que la persona adecuada los leyera y se encaprichara del estilo de mi hermano. Publicaron un precioso libro ilustrado con cuatro de sus cuentos. No puedo describir con palabras lo orgullosa que me sentí. A mi fuente de inspiración y mi gran amor. A mi hermana que fue y será siempre la culpable de mi amor por las historias, fueron las palabras con las que iniciaba su libro. Tanto amor me enterneció hasta el extremo. Sentí un GRACIAS tan profundo como sincero.  A ese primer libro le seguirían otros, sin duda".

domingo, 10 de enero de 2016

Artículo del Blog de Luhu

Artículo inTEresante si eres un amante de la lecTUra y la escriTUra

RAE vs. Manuales de estilo: hagan sus apuestas


¿Te gusta Saltarte las Normas? ¿Te las saltas por Gusto o  tienes tu Lógica?


martes, 5 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXV

"Tres largos meses pasaron hasta que llegó un “¿sigues ahí?”. Lloré no sé si de amargura o de alegría. Una tormenta de emociones me inundó hasta darme escalofrío. ¿Sigues ahí?, repitió,  y yo no supe que contestar. Por un lado me moría de ganas de decirle ¿dónde demonios has estado?, ¿qué pasó?, ¿crees que puedes aparecer y desaparecer de mi vida cuando te dé la gana?... y mil reproches más, a la vez quería decirle, ¡me moría de ganas de saber de ti! o, tu mensaje  me ha devuelto del letargo en el que me había sumido tras tu silencio… Nada de eso podía decirle. Tenía que medir bien mis palabras. No podía perderle. No, no podía. Hola, le contesté, y callé. Ansiaba su respuesta, sin embargo, no me valía cualquier respuesta. ¿Cómo podría compensar el daño que me había causado su silencio? ¿Sabría él acaso lo que había supuesto para mí su entrada en mi vida? De una forma natural y sin ambages me contestó con un he estado de viaje, extremadamente ocupado y lo que me dijiste era tan impactante que necesitaba meditar antes de hablar contigo. No sabía si agradecerle tanta sinceridad o maldecirle por no tener más mano izquierda. Sin embargo, sentí una oleada de alivio. Puede que ya no habría esa promesa de romanticismo que empezaba a nacer de nuestra relación pero sentí que, al menos, no había perdido al amigo. Y eso me bastaba. Tenía que bastarme. What else? que diría George Clooney, ¿qué más podía esperar?".

lunes, 4 de enero de 2016

Leer escuchando Música Clásica, Doble Placer

LEER ES MÁS QUE UNA ACTIVIDAD PLACENTERA

Los Libros y la Libertad

"DESDE MI VENTANA" XXXIV

"Siguió escribiendo. Sus mensajes eran cada vez más largos y personales. Cada vez intentaba saber más de mí. ¡Dios mío! Qué iba a decirle, que la musa de sus sueños, como así empezó a llamarme, era la prolongación de una silla de ruedas que no pisaba la calle desde niña, que era la persona menos interesante y sugerente del planeta… ¿qué podía decirle? Si le decía la verdad le perdería y si le mentía, me perdería a mí.


Las encrucijadas de Daniela no tienen fin.  Su angustia es la mía. Su lamento el de muchos. Decir la verdad y perder el rayo de esperanza que te acaba de regalar la vida o mentir y mantener una falacia  convirtiéndote en un fraude que más temprano que  tarde romperá una felicidad efímera que apenas se sostiene en los hilos quebradizos de la mentira y el engaño.

Me sentía atrapada. ¡Qué injusta la vida! ¡Qué poco me iba a durar el alma gemela que acababa de encontrar! No fue una decisión tomada con cautela ni frialdad. Me brotó espontáneamente. Ela es una chica joven cargada de ilusión y que vive la vida apasionadamente desde su urna de cristal, encerrada en un cuarto y atada a una silla de ruedas. Esas fueron mis palabras, tecleadas con una parsimonia dolorosa y con lágrimas en los ojos. Sabía que sonaba duro. Sabía que podía perder la voz de aliento de mi nuevo amigo. Un amigo que me llegó como del espacio y al espacio iba a regresar, sin remisión, por la crudeza que transmitía  mi verdad. Un amigo que era lo más parecido que había tenido a una relación romántica, aunque, para ser sincera, nunca lo fue pues jamás hubo palabras de amor. No contestó".

domingo, 3 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXIII

"Juan apareció en mi Facebook con sus silenciosos likes cada vez que yo publicaba mis pequeñas historias. Poco a poco empezó a introducir comentarios de admiración. No decía nada especial pero cada vez que abría mi página y veía su icono se me dibujaba instantáneamente una sonrisa que me tocaba el alma. ¿Sabes de esa felicidad inexplicable que no te importa saber de dónde viene pero que deseas que no se vaya nunca…?, así me sentía cada mañana. Un día usó el canal privado para mostrarme su admiración por mi forma de contar las historias y me animó a que siguiera escribiendo. Hay magia en tus palabras, me dijo. Lloré por dentro de emoción". 

sábado, 2 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXII

"También por Internet  conocí a Juan. Solamente mi hermano y mi abuela me llamaban Ela y ese fue el nombre con el que me di a conocer en la red. Pasaba las horas muertas en mi cuarto, muchas leyendo y no pocas mirando por mi ventana. Afortunadamente vivíamos en un cuarto y no había edificios altos delante de casa, no obstante, el monte que se divisaba a través de mi ventana era ya como un viejo amigo. Conocía cada árbol, cada montículo, cada surco; reconocía la hora del día según las sombras que proyectaban en el suelo los árboles y los pocos edificios que había frente a mi casa. El sol parecía saludarme al salir,  y al ponerse era yo quien le buscaba para saludarle pues el ocaso tenía su escenario en la otra parte de mi casa y necesitaba ir al salón para verlo. Cada estación me regalaba una fisonomía distinta pero de año en año pocos cambios se producían. Hasta que llegó la autovía. La gente del pueblo tenía opiniones encontradas, a unos les venía de cine la autovía porque facilitaba el acceso a los pueblos colindantes, a otros la idea de que los vehículos que iban de paso ya no tuvieran que atravesar el pueblo les parecía la mejor de las ideas y otros, en cambio, temían que su negocio no se sostuviera sin el posible cliente de carretera. A mí, dada mi inmovilidad, no me apasionaba que rompieran mi postal atravesándola con el filo de las nuevas necesidades de la modernidad que ya llevaba tiempo intentando asentarse en mi, hasta el momento, tranquilo y pacífico pueblo. Pronto cambiaron mis árboles por señales de tráfico y rompieron mis caminos con frías vías de alquitrán".

viernes, 1 de enero de 2016

"DESDE MI VENTANA" XXXI

"En esa época mamá era ya otra mujer. Tanto cambio me hizo sospechar que había alguien en su vida. Efectivamente, un día se presentó en casa con un señor bien parecido, alto, espigado y parco en palabras. Era serio pero su rostro transmitía algo atrayente que tenía que ver más con su personalidad que con su atractivo. ¡Vaya! Mamá no tenía mal gusto. Me alegré por ella. Su nombre era Ismael y se habían conocido, según contaba el propio Ismael años después, en la biblioteca donde mamá trabajaba. Él era profesor de instituto y acudía a la biblioteca regularmente para llevarse lote de libros que proporcionaba a sus alumnos en sus clases de literatura. Su entrada en nuestras vidas dio un giro inesperado a la mía. Me tenía que preocupar menos de mamá y de Luis pero también me alejó de ellos. Su personalidad arrebatadora cautivó a mi familia y también lo habría logrado conmigo si no hubiese tenido yo tan dentro la espinita de mi padre clavada en mi corazón".