MIS HISTORIAS

Mis historias

DESDE MI VENTANA/ DICIEMBRE

EN SENTIDO INVERSO DEL FINAL AL PRINCIPIO, TODA LA HISTORIA

jueves, 31 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXX

"Terminé mi carrera y, a pesar de mi gusto por escribir no hice periodismo que, confieso,  fue mi primera opción. Mi verdadera vocación era leer más que escribir. Sentía tanto agradecimiento hacia los libros por todo lo que me habían mostrado de la vida y del mundo sin moverme de mi silla que decidí formar parte de ese mundo facilitando a la gente la posibilidad de leer y no se me ocurrió otro modo que convirtiéndome en traductora. Sí, así es, estudié filología inglesa y francesa. Fue duro hacer las dos especialidades a la vez, confieso que el grado de confusión que tenía a veces era tan grande que me levantaba interminables dolores de cabeza, pero el esfuerzo mereció la pena.  Me convertí en una máquina de trabajar. Descubrí que no se me daba nada mal eso de interpretar libros y llevarlos al castellano y encima resultaba que mi pericia daba dinero. Una vez más Internet fue la plataforma que me proporcionó la posibilidad de conectar con el mundo e incluso a través de él conseguí mi primer trabajo y con él mi libertad emocional. Sentir que podía colaborar en la economía de casa y facilitar los estudios a mi hermano, me dio la vida". 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXIX

"No sé cómo se me pudo pasar tan rápido el tiempo, allí sentada en mi silla y no haciendo otra cosa que leer, estudiar, soñar y ayudar a mi madre. Bendito internet, contacté con un periódico local y comencé a escribir pequeños relatos  que me publicaron, para mi sorpresa, durante semanas en ediciones dominicales de una publicación de cierto prestigio. Era lo más parecido a formar parte del mundo de ahí fuera al que nunca asomaba la cabeza. Mi hermano era mi más fiel seguidor. Compraba el periódico todos los domingos y nos leía mi cuento a mi madre y a mí en un momento que él llamo rincón literario, durante el cual no permitía a mi madre limpiar ni cocinar ni realizar tarea alguna. Tocaba sentarse y escuchar. Mi hermano conseguía convertir en un momento mágico, íntimo y familiar cualquier acto por cotidiano que fuera. A mi madre y a mi nos encantaba verlo feliz y consentíamos pasivamente en seguir sus protocolos y darle a cada evento la importancia que mi hermano requería. Había que verlo preparar el desayuno de los domingos. Era particularmente cómico porque apenas llegaba al mueble. Se levantaba antes que nosotras y preparaba tortitas para los tres. A mi madre la encargaba la tarea de preparar el café y a mí me dejaba a cargo del zumo de naranja. Cuánto le agradeceré siempre su empeño y persistencia en crear ilusión hasta en los momentos más difíciles". 

martes, 29 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXVIII

"Acabé el instituto. Por entonces mamá había recuperado las ganas de vivir. Una suave brisa de calma y relativa felicidad inundaba nuestro hogar. En el cambio de mamá tenía mucho que ver mi hermano. Luis y su chispeante alegría sacaba a mi madre de su tristeza quisiera o no. Mi ángel progresaba en el colegio, no sin dificultad, pues, a pesar de ser más listo que una ardilla era incapaz de concentrarse y no encontraba nunca tiempo para prepararse los exámenes. Terminó Primaria. Veía la vida pasar a través de las etapas de mi hermano. Dejó de ser un niño para pasar a convertirse en un chaval indomable pero lleno de vida y arrollador. Sin duda era el motor que impulsaba nuestras vidas". 

lunes, 28 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXVII

"Decidí colaborar con mi madre aún más y ayudarle todo lo que podía con mi hermano. Luis era un auténtico trasto, el típico niño de fácil trato que hacía amigos por todas partes. A pesar del ambiente, nada halagüeño que se respiraba en casa, mi hermano mantenía una pureza y una alegría natural, típica de la infancia,  que nos aportaba a mí y a madre una auténtica inyección de oxígeno. ¡Qué paradójico!, resultaba que era él el que nos daba consuelo a nosotras. Siempre fue muy listo e intuitivo. Salía a menudo y se apuntaba a todo lo que sonara deportes  para tener que entrenar y pasar menos tiempo en casa. Nunca traía a sus amigos a casa. Si bien es cierto, según se hacía mayor se iba haciendo más ácido su humor y más frío su carácter. Aunque afortunadamente no terminó de perder su carácter afable. Imagino que fue la inocencia asumible a la infancia la que le protegió de la mirada oscura de su entorno familiar, sin embargo, según crecía se hacía más consciente de la amargura de mamá y de lo frustrante que era la situación de su hermana paralítica, a pesar de que yo le contaba historias fantásticas sobre porqué había decidido dejar de caminar para sentarme como una reina en su trono en mi preciosa silla plateada. Mi hermano ya era muy mayor para monsergas. Ni siquiera me di cuenta cuando dejó de preguntar por mi padre".

domingo, 27 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXVI

"Se fue al pueblo de al lado, me enteré más tarde. Alicia me ayudó a investigar sobre el paradero de mi padre. En casa no se volvió a mencionar el asunto. Solo con mi amiga podía tratar el tema de papá. Trabajaba para el ayuntamiento arreglando las zonas ajardinadas. Imagino que le iba bien porque entre flores y azadones era como más feliz se encontraba mi padre. Vivía en una pequeña casa a las afueras del pueblo y, por lo que luego supe, llevaba tiempo intentando convencer a mi madre de que le dejara vernos a mi hermano y a mí. Decidí enviarle una carta a través de mi amiga. No era un escrito lacrimógeno ni siquiera buscaba enternecerle. Solo un sé dónde y cómo vives. Me alegro de que estés bien. Por favor no hagas más daño a mamá. No intentes vernos. Tu hija. Ya sé que estas cartas acaban con un te quiere, tu hija. Pero no pude poner te quiero sin sentir que traicionaba a mi madre. No recibí respuesta pero Alicia me dijo que los ojos se le llenaron de lágrimas. Poco después se marchó a Barcelona, donde vivía su hermana con su marido y sus cuatro hijos". 

sábado, 26 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXV

"Sonó el teléfono, todos estábamos en el salón, mamá cogió el auricular y respondió  con monosílabos colgando rápidamente. Supe que era papá. Estaba lívida y temblaba como una hoja. Al principio quise serenarla, pero cuando me confirmó que había sido papá me inundó una ola de rabia y no pude evitar enfrentarme a ella. No sabíamos nada de él desde ¿hace cuánto? Ni sé. Desde aquella fatídica tarde en que desapareció dejando tras de sí una triste nota que daba más pena que consuelo.  Yo necesitaba saber que estaba bien, dónde vivía, si existía posibilidad de verlo, si había superado su crisis o lo que fuera que le alejó de nosotros. Sí, sabía bien que el daño que hizo a mamá aún la hacía llorar en silencio por las noches de cuando en cuando pero, por dios, era mi padre. Mamá lloró impotente ante mi enfado y yo recapacité inmediatamente y controlé mi ataque de nervios. Pedí perdón a mamá. A pesar de todo, mi angustia estaba ahí y no pude perdonarla que le colgara sin obtener  información sobre él. Vive solo, me dijo dos días después. Vive solo, cambió de ciudad y de trabajo, prosiguió mi madre, sin levantar la cabeza del fregadero mientras  enjuagaba la taza del desayuno. ¡Mamá! , sollocé. Quise abrazarla, pero no me dejó. Mi madre estaba herida de muerte. La ira que me inundó dos días atrás había levantado un muro entre mi madre y yo. No podía permitirlo. Necesitaba recuperar a mi madre. No, no podía perder a los dos". 

viernes, 25 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXIV

"Pasaba el tiempo y mi hermano crecía irremediablemente. ¿Qué implicaba esto? Implicaba algo serio a la par que traumático: ¿qué le contábamos a mi hermano? El eterno dilema se nos vino encima, lo correcto es decir la verdad, sí, pero hasta qué punto, teniendo en cuenta que la verdad puede resultar muy dolorosa; por otra parte, exponer los hechos con suaves mentiras y grandes omisiones puede conllevar en un futuro próximo reproches y sin sabores más difíciles de superar… No era fácil, no, pero mi audaz e inteligente hermano no dejaba de hacer preguntas, cada vez más comprometidas. ¿Por qué yo no tengo papá?, fue la pregunta que despertó todas las alarmas. ¡Caramba!, mi madre y yo, sumidas en nuestro dolor y arrastradas por nuestras responsabilidades,  reales o buscadas, habíamos obviado que mi hermano era demasiado pequeño cuando se fue papá. ¡Papá!, ¿dónde estás ahora? Te añoro y, lo que es peor, no sé que decirle a mi hermano…"

jueves, 24 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXIII

"Daniela ya no me susurra al oído cual niña dulce e indefensa. Su voz ya no suena a melancolía y a lamento. Su voz es ahora fuerte y contundente. Suena a mujer resuelta y experimentada. Daniela ha mutado y su fuerza, otrora debilidad, se ha convertido en viento fresco y enérgico. Aún mantiene el encanto original, su alma infantil llena de fantasía y amor por las cosas más sencillas sigue  estando latente y hacen de ella una persona muy especial junto con la capacidad para luchar por ser feliz con aquello que le ha tocado vivir. Solo un problema me da esta preciosa niña, me tiene tan atrapada que tengo descuidadas parte de mis responsabilidades y, sin embargo, tengo pavor a que deje de confiarme sus confidencias".

miércoles, 23 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XXII

"Tanto gusto le cogí al estudio que superé el curso antes de tiempo. Llegó una carta certificada que mi madre me releyó entusiasmada. Decía básicamente que los resultados de mis pruebas eran tan buenos que iban a darme la oportunidad de examinarme antes de finalizar el curso con el fin de avanzar en mi formación. Al principio no vi la ventaja de esta propuesta pero para ser sincera me hizo sentir bien. ¡Qué demonios!, habiendo perdido tanto tiempo de escolarización no solo había conseguido igualarme a mis compañeros sino que iba a superarlos. Confieso que me dejé llevar por la vanidad un pelín.

Iniciado el curso siguiente ahondé en el tema de los idiomas y con ello comencé a alimentar un secreto sueño que empezaba a visualizar como posible. Empecé a pensar que no había nacido para ver el mundo desde una ventana. Comencé a verme viajando por el mundo, conociendo gentes, alimentando mi ansia de conocer otras culturas, saboreando la vida a través de sus colores y sus olores, quemando la vida de tanto usarla. Lo sentía con tanta fuerza que casi podía tocarlo. ¿Era imposible? La forma de pensar que iba fraguando en mí y que había cambiado mi ánimo y mis expectativas ante la vida ya no me dejaba manejar esta palabra; ”imposible” ya no formaba parte de mi vocabulario. ¡Vale! Igual parece que me subí a una nube y que no me enteraba de nada, pero no, no era locura ni fantasía; era mi nueva actitud y sobre todo era una increíble intuición. Eso que tan lejano sentía ahora me brotaba de la mente como algo natural e imaginaba con la claridad de una evidencia hablar con la gente, resolver problemas, jugar con los niños, cantar canciones hasta llorar de alegría,  regalar sonrisas… De repente, amanecí un día con la idea clara y latente de que un día, no muy lejano, dejaría mi silla". 

martes, 22 de diciembre de 2015

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"DESDE MI VENTANA" XXI

"Desde mi ventana veía pasar la vida. Y pasaban los días, todos iguales. Pasó el verano..." 
Creedme que se me humedecen los ojos cuando recuerdo las palabras de Daniela y a veces hasta duele de tal modo que necesito alejarme de ella. Dime Daniela, cuéntame, estoy lista de nuevo.

"El paso del tiempo, inexorable, era mi única compañía en aquellos días. Regresó septiembre y con él el nuevo curso. Al menos eso no me lo iba a negar. Alegamos agorafobia. Fue así como nos permitieron, una vez más, matricularme sin asistir a las clases. Pero la ayuda para preparar el curso no llegó. No me importó, cada vez me apetecía menos ver a gente, sobre todo si eran personas nuevas. Las novedades me creaban cada vez más ansiedad.  Solo las visitas de Alicia me reconfortaban. Ahora venía de tarde en tarde, sus estudios la tenían muy ocupada y además en su tiempo libre practicaba danza clásica y asistía a clases de inglés y alemán. No me explico de donde sacaba tiempo para tanta historia. Se la veía feliz y eso me reconfortaba.


Como siempre que estaba especialmente deprimida Alicia volvió a sacarme una sonrisa. Me trajo un pequeño dispositivo para escuchar música. ¡Qué ilusión! Mi viejo mp3 había acabado sus días tiempo atrás tras su enésima caída al suelo. ¡Pobre! Demasiado había durado para la mala vida que le había dado. Me prometí a mí misma tener mucho más cuidado con el iPod que me regaló mi amiga.  Aproveché este recurso no solo para escuchar música, sino también para escuchar audios de idioma y mejorar mi inglés y mi francés. Una vez más, aprender y mejorar me parecía lo más cercano a vivir, a sentir que no era un mero mueble aparcado en este mundo".

lunes, 21 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XX

"Me quedé sola otra vez. Además mi magnífico profesor y amigo, tras ayudarme a superar 1º de la ESO fue sustituido por una joven profesora con su carrera de ciencias recién terminada que sabía de enseñar lo mismo que yo de la vida sexual de los caracoles del Nepal. En cualquier caso la nueva profesora tampoco duró mucho pues el programa  de atención educativa para alumnos con enfermedades crónicas había llegado a su fin. Mi enfermedad se había estancado definitivamente y no había excusa para no salir de casa con mi silla de ruedas. De una buena vez me tenía que plantear salir de casa y afrontar la vida real más allá de los libros, más allá de mi ventana. Entré en pánico. Tenía tanta ilusión como terror. Pero no podía imaginarme que el miedo sería tan potente. Me armé de valor, me convencí a mí misma de que podía conseguir todo lo que me proponía. No fue posible.
No pude salir a la calle. Me puse la chaqueta dispuesta a disfrutar de un precioso día primaveral. Estaba de celebración, la profesora dejó de venir a casa allá por febrero, pero yo seguí estudiando; ya tenía todo el temario y una visión bastante clara de cómo organizarme y prepararme los temas, así que me presenté y superé los exámenes finales  de 2º de la ESO. Me presenté significa exactamente que mandaban a casa un profesor con las pruebas de evaluación y permanecía allí hasta que yo terminaba. Me daban hora y media por materia, de modo que había tardes que el buen profesor merendaba en casa. La vida parecía sonreírme y yo no me quería perder nada de lo que pasaba ahí fuera. Ni la silla de ruedas ni mis miedos iban a seguir limitándome. Sí, esa era la teoría. Cuando abrí la puerta dispuesta a lanzarme a la calle me resultó totalmente imposible salir al exterior. Un nudo se me colocó en la boca del estómago que  parecía querer ahogarme. Sentí un vértigo tan real como el aire fresco que me soplaba en la cara. ¡Qué impotencia! Volví a mi cuarto, me quité mi chaqueta. Me dirigí a la ventana de mi cuarto y me enjugué sendas lágrimas".

domingo, 20 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XIX

"Llegó mi cumpleaños, vino Alicia a verme, algo  triste para ser precisos. Trajo consigo una tarta de galletas y chocolate que había hecho con ayuda de su hermana pequeña. Elsa era una niña rebelde, alegre, dinámica y valiente como pocas. Desde muy pequeña se le vio su habilidad más que inusual en los deportes, especialmente en natación. Pronto se convirtió en una campeona regional de apenas 11 años que ya se planteaba prepararse para competiciones nacionales y europeas.  Era una auténtica luchadora con coleta y gafas de pasta. Le dijeron en muchas ocasiones que con sus problemas de vista tendría  que modificar sus aficiones porque todos los deportes que adoraba no resultaban convenientes para alguien con más de cinco dioptrías por ojo. Ni que decir tiene que Elsa  hizo caso omiso a estos consejos y advertencias y siguió jugando al futbol, practicando padel, asistiendo a sus cursos de natación avanzada y todo lo que se le ponía por medio, implicara o no movimientos bruscos y riesgos para sus lentes. Elsa pocas veces pasaba tiempo con Alicia porque sus entrenamientos la llevaban mucho tiempo pero cuando Alicia le dijo que la tarta era para mí, Elsa insistió en ayudarla. 
 ¿Por qué estás triste?, le dije a mi amiga Alicia. En realidad no estoy triste, solo algo preocupada, me confesó.  Las cosas iban bien en el instituto pero sus padres creían que si no obtenía mejores resultados  académicos no tendría oportunidad para hacer la carrera que deseaba, o mejor dicho, la carrera que deseaban sus padres que estudiara. Lo cierto es que Alicia aún no tenía nada claro que es lo que quería estudiar tras el Bachillerato, es más, mi amiga no pensaba más allá del curso en el que se encontraba. Siempre había sido así. Eso de preocuparse por el futuro no era cosa habitual en nuestra mentalidad desde pequeñas. Nuestra consigna era “Vive el momento y ríe sin fundamento” y después de gritar esto a pleno pulmón nos reíamos como locas. Al margen de lo que pensaba mi amiga estaban las preocupaciones de sus padres, los cuales estaban convencidos de que el instituto del barrio no era el lugar adecuado para su preciosa y prometedora hijita. Se la llevaban a Barcelona a casa de unos parientes que se mostraron encantados de recibir en su casa a la hija mayor de Juanito el de la tía Alejandra ". 

sábado, 19 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XVIII

"Llamaron a la puerta y apareció un señor alto y desgarbado con cara de personaje de cómic preguntando por mí. Mi madre, de entrada, se asustó y le pidió que se identificara. Era un profesor que había asignado la Administración de Educación Provincial para darme clase en casa con el fin de ayudarme a terminar mis inacabados estudios de Primaria para incorporarme lo antes posible a Secundaria.  ¡No me lo podía creer! No va a ser fácil que nadie comprenda la sensación de felicidad que inundó todo mi cuerpo. Sentí que flotaba, que un chorro de aire fresco inundaba mi alma. A estas alturas ya había descubierto que la lectura era una ventana abierta al mundo y que las cadenas de la esclavitud mental y física solo podían romperlas los estudios.
Comenzaron las clases. ¡Qué peculiar mi profesor! Listo como un águila, serio e ingenioso a la par que cómico y divertido. Y ¿cómo es esto, dirás? Sabía exigirme cuando me relajaba y animarme cuando me agobiaba. Sabía encontrar siempre la palabra justa para cada momento. A veces dejaba los libros y el ordenador de lado y comenzaba a contarme historias que sonaban a viejas historias a la luz de la lumbre pero de todo ello yo me alimentaba con el ansia de un bebé que acaba de llegar al mundo. Me ayudó a prepararme los exámenes de sexto de Primaria y en tres meses superé las pruebas  y estaba ya matriculada en 1º de la ESO. Los pocos momentos que no estudiaba me los pasaba leyendo o viendo en internet posibles destinos de viaje. Cada vez que recuerdo el rechazo que sentía hacia el colegio, hacia la gente que me rodeaba, hacia el mundo entero y, sin embargo,  en esta nueva etapa de mi vida me daba vértigo la pasión que me inspiraba todo  cuanto  existía  bajo la cúpula celeste". 

viernes, 18 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XVII

"Pasaron los días y las semanas, mi madre cada vez más cansada, envejecía por momentos. Yo me sumergí en la lectura buscando las aventuras que no vivía y la inspiración que necesitaba para escribir en mi diario. Mi hermano, lejos de dar guerra y protestar, pareció convertirse en un ángel. Se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso en su soledad, tan pequeñito, tan inocente. Mi madre no podía hacer más. Por entonces se vino a vivir con nosotros la abuela. Con mis trece años y mi renovado coraje decidí poner todo de mi parte para ayudar a la abuela a que le facilitara un poco la vida a mamá.

El universo decidió entonces premiarme, en lugar de seguir fustigándome. Alicia venía cada vez con más frecuencia a verme. Charlábamos sin descanso durante horas. Me contaba lo que hacía en el insti. Me complacía hablándome de sus proyectos, de sus viajes con sus padres por toda Europa. Y lo mejor de todo, me prometió que hablaría en el instituto de mi caso para ver si me podían ayudar a no perder más cursos. Yo sabía que era muy complicado pero no me quise negar la esperanza de conseguir alguna posibilidad de examinarme, aunque fuera por libre, y así poder retomar mis estudios".

jueves, 17 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XVI

"Mamá por entonces había conseguido entrar en el programa de la reactivación de bibliotecas de barrio pero con aquellos escasos ingresos en nuestra nueva situación, sin el sueldo de papá, las cosas se ponían difíciles. Fue necesario buscar un trabajo que aportara más dinero en casa. Qué inútil me sentí, qué impotencia no poder colaborar a disminuir la carga que mamá tenía sobre sus hombros, para colmo mi medicación era todo menos económica y la seguridad social no lo cubría por entero.
Lo único que consiguió mamá fue cuidar a una señora mayor enferma que vivía en el cuarto de nuestro mismo bloque. Sin duda era una ayuda pero la señora era tan agobiante y demandaba tanto la presencia de mi madre que la  agotaba hasta caer rendida en el sofá sin poder ni atendernos ni a mí ni a mi hermano.

Aprendí a moverme con la silla que me trajeron del centro de salud del barrio, Es solo un préstamo hasta que consigas la tuya –nos dijeron-.  Es un préstamo hasta que yo expulse todos mis demonios y consiga dar vida a mis piernas otra vez, pensé yo con más coraje que objetividad".

miércoles, 16 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XV

"La primera Navidad sin papá fue devastadora. Ni que decir tiene que en casa obviamos la decoración navideña y pasamos de abetos con espumillón, de papá Noel y de sus renos. Nadie sacaba el tema pero la ausencia de mi padre en la mesa, especialmente en Nochebuena minó  el poco ánimo que nos quedaba. Mamá dijo que todas las noches eran iguales y que los que cuentan son los que están, no los que faltan, pero de la teoría a la práctica hay un trecho muy largo… Finalmente, imagino que por mi hermano y por mí, mamá hizo un esfuerzo y preparó para Navidad nuestros platos favoritos, no eran muy navideños pero nos hacían muy felices. Preparó su maravillosa lasaña, que aprendió en un curso de cocina allá por los años felices de nuestra pequeña y entonces divertida familia, y una riquísima ensalada de marisco que hace siempre que celebramos algo. Pensando en mi hermano, el cual había dejado de parecerme un muñeco llorón para inspirarme toda la ternura del mundo, dibujé en una cartulina un abeto con su decoración navideña inspirado en los clichés americanos, con sus caramelos en forma de bastón, con sus gingerbread man (hombrecillo de jengibre), con estrellas, espumillones, bolitas e cristal y, como no,  con su acebo con bolitas rojas. Llegaron los reyes magos y solo hubo regalos para el más inocente de la casa, aunque mucho no pudo ser porque,  con toda sinceridad, vivíamos tiempos de estrechuras". 

"DESDE MI VENTANA" XIV

"Mamá vino llorando a mi cuarto y lo tuve claro. Papá se había marchado y ni siquiera había mediado una conversación explicando los motivos, tan solo una triste nota que decía “Nadie tiene la culpa de lo que me pasa pero creo que os hago un favor saliendo de vuestras vidas”. Yo no estaba de acuerdo con papá pero obviamente mi opinión era lo último que importaba.  Y yo que creí que había agotado el cupo de desgracias…

Nadie me había preguntado, por eso la rabia amenazó con volver a salir, pero no me lo permití; mantuve mi dolor y mi angustia controladas porque me di cuenta  que mamá me necesitaba más que nunca y que era muy inoportuno que yo me pusiera en plan niña mimada victimista.  Sí, me hice mayor de golpe".  

martes, 15 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XIII

"Al principio me alimentaba de mis recuerdos. Cerraba los ojos e intentaba traer a la mente todo cuanto había formado parte de mi vida antes de perder la movilidad de mis piernas. Empecé a valorar todo, absolutamente todo, hasta los malos momentos, todos, los buenos y los menos buenos,  formaban parte de mi vida. Ellos también eran responsables del tipo de persona que yo era. Ahora lo veía con una mirada crítica. En vez de quemar velas quejándome todo el tiempo debí haber buscado alternativas, haber reconfortado a mamá en lugar de culparla por todo lo que pasaba, haberle dado cariño a mi padre sin esperar nada a cambio, debí haberme ocupado más de mi hermano, otra víctima silenciosa de la gélida situación que gobernaba mi casa. Entonces decidí buscar en mí motivos de alegría en lugar de regodearme en la tristeza. No fue fácil,  decir otra cosa sería engañarme.

Mi enfermedad terminó formando parte de la nueva normalidad. Dejamos de ir a médicos y de probar nuevas medicinas. La enfermedad que parecía ser degenerativa pareció detenerse en seco, se llevó por delante mis piernas  y mis paseos por el parque pero se detuvo y me regaló la capacidad para ver la vida de otro modo. Yo lo veía así, que suerte he tenido que ya ha parado esta dichosa enfermedad  y puedo retomar mi vida valorando ahora todo lo que tengo mucho más que antes, esa fue mi reflexión". 

lunes, 14 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XII

"Fueron ocho interminables meses. Perdí un curso entero del colegio y a las pocas amigas que me quedaban. Una calurosa tarde de agosto apareció Alicia en casa con su sonrisa franca y un “original” regalo: un diario. Para ser sincera, lo primero que pensé fue “bendita ocurrencia la de mi amiga”, un diario a estas alturas me parecía cosa de niña pequeña pero en mi situación me resultaba especialmente doloroso. Justo ahora que no me pasaba nada de nada, que pasaba interminables y tediosas horas en mi cuarto; que apenas recibía visitas;  que cada vez veía menos a mi padre, que, por su parte,  volvía a llegar tarde a casa y cabizbajo metido en sus ensueños y alejándose de mi familia, ya sin remisión. Sin embargo, justo por todas estas razones aquel inocente y bienintencionado regalo era lo que yo necesitaba. Un libro sobrio y a la vez singular y elegante, con unas sencillas tapas marrones en cuya cubierta se leía en letras góticas “MI DIARIO”.  Nada del otro mundo dirás, de verás que yo también lo pensé. No obstante, estaba llamado a ser mi  vía de conexión con el mundo. Ese mundo al que yo rechazaba y al que yo tampoco parecía gustarle mucho. Intenté, no sin dificultad, aferrarme a un pensamiento positivo que me aportara algo de esperanza y decidí que algo que venía de mi única amiga no podía ser malo. Alicia entraba de nuevo en mi vida y venía con una invitación a comenzar el nuevo libro de mi vida. “Para que escribas todo lo que se te pase por la cabeza. Lo que te ocurra y lo que te imagines” dijo con su natural desparpajo.  Empecé con más entusiasmo que consistencia. Escribía todos los días hasta que el bendito diario también llegó a aburrirme".

domingo, 13 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" XI

"Los acontecimientos seguían su curso. Al principio papá y mamá parecían más unidos preocupados por lo que me estaba ocurriendo. Nadie les daba respuestas, no había diagnóstico ni informes claros. Viajamos a Barcelona, a Bilbao y a Vigo, allá donde decían que había un especialista o una clínica que trabajaba con casos similares. Enfermedad desconocida fue el primer diagnóstico que nos dieron. Eso era como no decir nada.  Finalmente,  la peregrinación en busca de médicos y tratamientos más eficaces  terminó convirtiendo en un auténtico calvario. Cansados y desconsolados como estaban su empeño se tornó desesperación.  Finalmente, mis padres dejaron de luchar, y no les culpo porque la primera que había perdido toda ilusión y esperanza fui yo. Sólo por ellos seguía dejándome arrastrar de consulta en consulta. Pero ni para salvar el matrimonio de mis padres sirvió mi estúpida enfermedad".

viernes, 11 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" X

"Estando las cosas así, mis padres distanciados entre sí, el ambiente de casa frío, mi hermano caprichoso y llorón, como todos los críos de cuatro años -así lo veía yo-, el colegio apestoso, mis amigas insoportables... Empecé a odiar tanto al mundo que el universo debió decidir devolverme mi rabia y mi rencor en forma de enfermedad. No voy a hablar de ello ahora porque, sencillamente, no puedo. ¡Un nudo me aprieta tanto la garganta…! El resultado fue que tras tres meses de guardar cama y de visitas a multitud de médicos y especialistas, perdí toda la sensibilidad de cintura para abajo y mis piernas se olvidaron de caminar.

Me sumí en una profunda melancolía. Nada me reconfortaba. Nada. La rabia y el resentimiento de antes se habían tornado pasividad, desesperanza, desidia, laxitud, vacío… Un vacío inmenso que yo visualizaba en forma de agujero negro del espacio y que estaba segura me engulliría de un momento a otro. Y,  a decir verdad,  lo deseaba con todas mis ganas. Deseaba desaparecer, diluirme, esfumarme. En aquella época, no tan lejana,  rompí todos mis diarios y todas mis fotos; mis recuerdos fueron al contenedor de la basura, de igual modo mi caja de los secretos tampoco se escapó a tan desproporcionada reacción.  Bueno, desproporcionada la veo ahora que lamento profundamente haber perdido cosas tan personales y entrañables. Ese pequeño tesoro que me rememoraba momentos antaño tan felices había desaparecido arrastrando consigo la totalidad de mi infancia".

miércoles, 9 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" IX

"Todas las cosas que me rodeaban, y que tan feliz me hicieron en otro tiempo, me empezaban a asquear a aburrir o simplemente me eran indiferentes. Ir al parque con mamá y Luis era mi mejor momento del día tan solo un par de años atrás. Quedar con las amigas para montar una fiesta de disfraces era tan divertido que solía pasar horas escribiendo en mi diario contando los planes que teníamos y cómo había resultado todo. Visitar a la abuela era entrañable y muy reconfortante, sin olvidar que cada vez que iba a verla me preparaba toneladas de galletas caseras con pepitas de chocolate. A mi regreso de casa de la yaya mamá refunfuñaba desesperada diciendo que la abuela me malcriaba y que iba a caer enferma por comer chuches sin control. Ir al colegio me encantaba porque allí estaban mis amigas y a veces la maestra nos contaba historias que nos hacían llorar de la  risa.  Aún recuerdo el año que preparamos para Navidad un teatro de guiñol. Tras semanas de ensayos y preparativos. El día de la representación de la obra acabó con una batalla de bolas de nieve a la salida del cole para celebrar lo bien que había salido todo. Aún sonrío cuando veo en mi diario las fotos de aquel día. Claro que esto ocurría en aquellos tiempos felices en los que mamá y papá sonreían satisfechos con cualquier monería que les contaba del cole o de mis amigas".

martes, 8 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" VIII

"En el cole me iba bien, si llamamos ir bien a tener notas de esas que no son para tirar cohetes pero que tranquilizan a los padres porque vas aprobando y a veces hasta con nota. Cuando hablaban con la profesora en casa la conversación posterior era en plan serio y siempre repetía la misma canción, “trabajas bien pero puedes hacerlo mejor, porque no das todo lo que puedes”. Pues sí, algo de razón tenían mi madre y la profesora pero, malditas las ganas que tenía de estudiar más o de esforzarme en hacer las cosas mejor. Total el “cole” cada vez me aburría más y las clases no tenían nada de original no para mí que tenía mis pensamientos en todo menos en las cuestiones que planteaba la profesora. Para colmo, mi amiga Alicia, estaba distanciándose de mí porque yo empezaba a resultarle poco interesante. No se lo reprocho, no me apetecía reunirme con las chicas para ensayar los bailes del festival de navidad, no quería trabajar en las propuestas de los profesores para formar equipos, no hacía nada más que lo obligado y a ser posible sola. Sola, es como pasaba la mayoría del tiempo. Y eso me lo busqué yo solita. A mí no me interesaba nada ni nadie y, de igual modo, a nadie le importaba yo". 

lunes, 7 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" VII

"Renacieron  mis ilusiones por recuperar aquellas alegres tardes de paseo con guiños y risas, con palomitas de colores y perritos calientes. Pero las risas no volvían, no al menos de la misma manera, espontánea y descontrolada. Papá ya no se quejaba del trabajo pero llegaba a casa serio y siempre tarde. Todos los días decía encontrarse un antiguo compañero de trabajo, un viejo camarada al que no podía negar un vinito y un ratito de conversación. Mamá procuraba no quejarse pero sus ojos se ensombrecían de día en día. Mamá decidió introducir algún cambio en su vida, buscar algún aliciente. Intentó ser feliz.
Una mañana llegó a casa una amiga de mamá. Margarita es esa amiga activa, positiva y llena de vida a la que no le faltan ideas y por supuesto consejos. No todos sus consejos a mí me sonaban interesantes, de hecho, a veces Margarita me sacaba de quicio. “Tú no tienes la culpa de que él no sepa lo le quiere en la vida”, le solía decir a mamá. Su discurso pretendía animar a mamá y siempre desacreditaba a mi padre. No tendrá nada que hacer en su casa esta mujer, pensaba yo con recelo. Margarita esa mañana traía buenas noticias para mamá. El ayuntamiento había sacado unas plazas de trabajo dirigidas a gente que ya había trabajado en trabajos cualificados relacionados con temas de gestión y administración con la finalidad de poner en marcha a tiempo completo unas bibliotecas escolares que apenas funcionabas dos o tres horas diarias. Bla, bla,bla. ¡Uf! A mí todo eso me sonaba a rollo impresionante, pero mamá abrió los ojos como platos y recuperó de repente la alegría de vivir. “No quiero hacerme ilusiones”, contestó mamá, pero sus ojos decían lo contrario.


Papá dijo alegrarse pero su respuesta fue fría y distante. Vivíamos aquellos tiempos con relativa calma pero no hace falta aclarar que había mucho de pretendida normalidad. Nadie quería hablar claro, cada uno buscaba la felicidad fuera de casa. Ya no era útil hablar en familia, ya no había ratos cálidos frente al televisor comentando las anécdotas del día ni preparando planes para el fin de semana". 

"DESDE MI VENTANA" VI

Las conversaciones con Daniela no son siempre fáciles. No sé si es justo seguir aireando sus confidencias...

"Papá iba empeorando poco a poco hasta que un día llegó absolutamente desolado, y yo diría que algo bebido, cabizbajo y con los ojos vidriosos diciendo que el trabajo en la fábrica de los demonios había dejado de darle problemas, se había despedido; a la porra el jefe y sus problemas con el mercado nacional e internacional y el cumplimiento de horarios y los acuerdos sindicales y los festivos no reconocidos y los derechos sanitarios y todas sus zarandajas. Nos dejó pasmados a todos, bueno a todos menos a mi hermano que bebé como era no se enteraba ni del no-do –suerte la suya-. La primera reacción fue la No reacción. Mamá le dejó hablar y desahogarse. Mamá no decía nada. A mí me quemaba la sangre que no le diera palabras de consuelo que no le dijera que no pasaba nada, que todo se solucionaría, que estábamos preparados para superar cualquier cosa juntos… pero mamá callaba y observaba. Mamá lloraba en silencio. Creo que ella fue la única que se dio cuenta que aquello era el principio del fin. Ahora el trabajo duro y la mala gestión de su jefe no eran excusa para discutir, ahora empezaban otro tipo de problemas. No obstante mi preocupación era la angustia de papá y la “falta de comprensión de mamá”. En la distancia lo veo claro. Ella sabía que abrir la boca para calmarlo era provocar un giro en la disputa y llevarlo al plano de lo personal. Ahí empezaban las palabras con doble filo,  hirientes y agónicas, que revelaban que el problema de fondo era otro. Si, lo que agonizaba verdaderamente era nuestra familia. Más tarde lo comprendí. No tardó ni dos semanas en encontrar un nuevo trabajo, más cerca de casa, mejor pagado, más adecuado a sus intereses y vocación. Consiguió un trabajo en el vivero de las afueras del pueblo. ¡Qué felicidad  aquellos días! Si pudiera atraparlos en un frasco y hacerlos repetir en un bucle infinito…" .

domingo, 6 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" V

"Al principio quise creer y, verdaderamente me convencí de ello,  que todo era culpa del maldito trabajo de papá. Todos los días venía enfadado, que si el jefe, que si la producción que si el sindicato que si gaitas… todos los días alborotaba la paz y el sosiego de casa cuando llegaba cansado y hastiado con su, ya habitual,  amargura. Mamá intentaba quitarle importancia,  sin embargo, la diplomacia y el temple de mamá le sacaba más de quicio y la cosa, lejos de arreglarse, se ponía mucho peor. Las discusiones pasaban a ser más personales y se comenzaba a levantar el tono de voz hasta llegar a los tan odiados gritos. Sólo escribirlo me hace daño. Desde entonces tengo una sensibilidad enfermiza ante las voces. Recordar esto aún me hace herida un poco por dentro. Sigo, no quiero dejarme nada ahí dentro…".

viernes, 4 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" IV

"Sin permiso y sin ninguna consideración, Daniela sigue susurrándome al oído su historia. Tan fuerte es su susurro que si no lo doy salida me golpea allá dentro hasta causar verdadero dolor. Ni interpreto ni varío, solo me limito a transcribir sus palabras tal cual resuenan en mi cerebro. ¡Ah!, pero es que no lo ha dicho, sí, se llama Daniela; a mí me lo dijo justo cuando despertó dentro de mi. "Hola, dijo, me llamo Daniela y te he visto desde mi ventana...".


"No fue de la noche a la mañana ni ocurrió sin saber por qué. Cierto es que mi hermano y yo vivimos felices en la ignorancia durante mucho tiempo, pero yo, que era mayor que mi hermano y, para bien o para mal, siempre he tenido una sensibilidad y madurez inusual en mi edad, percibí, aunque no quise verlo, que el cielo se oscurecía en mi casa. Día a día las risas disminuían y las bromas se iban convirtiendo en comentarios cada vez más irónicos, más ácidos, hasta llegar al sarcasmo, tan cruel a veces. No tuve más remedio que admitir que la felicidad  familiar se estaba escapando por las mismas rendijas por las que se perdía el calor de la chimenea, por otra parte cada vez más escasa y heladora". 

jueves, 3 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" III

"Estos pensamientos y otros no menos nostálgicos me acompañaron durante el viaje que habría de ser el antes y el después entre lo que fui y viví y la nueva Daniela que nace hoyEl pasado revoloteaba en mi cabeza cual ave  sutil que pasea su elegancia con la osadía y la frescura del que está al margen del dolor y el sufrimiento ajeno.


No siempre viví mi vida desde la ventana de mi cuarto. Es verdad que mi historia es triste, no voy a engañarme, pero no necesito contarla para dar lástima a nadie ni para inspirar compasión. Bueno, si así fuera, puedo comprenderlo pero no es mi intención. Ni siquiera espero que nadie conozca mi historia porque lo único que necesito ahora mismo es sacarla de dentro de mí, oxigenarla, abrir una ventana a esto que me ha ahogado tanto tiempo y que, a pesar de todo, ya adelanto, no ha conseguido convertirme en alguien gris.

Mi padre era de esas personas especiales que con muy poquito te hacía feliz. Recuerdo esas maravillosas tardes de paseo, de risa en risa, de chascarrillo en chascarrillo. Mi madre, siempre regruñona, - perdonad que uses mis palabras familiares pero renunciar al lenguaje tal cual lo usábamos en casa es como renunciar a parte de mi infancia-, reía como loca cuando mi padre la hacía cosquillas o la guiñaba el ojo mientras bromeaba con mi hermano y conmigo. No teníamos mucho pero tan poco nos faltaba de nada. ¡Qué típico! Qué normalísimos éramos. Y no sabes cuánto adoraba esa normalidad y cuánto la he añorado hasta que aprendí a vivir con mi nueva “normalidad”. Tan fácil parecía la vida entonces".

miércoles, 2 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" II

"Desde que tengo memoria, vuelo con mi imaginación por todos esos lugares que escucho por la televisión o leo en los libros. Viajo cada día entre las líneas de un libro, desde Japón a Cuba, pasando por las islas Fiji, la India, Madagascar, el Machu Picchu y mucho más.
Todos los lugares que he conocido hasta el momento tienen algo especial, todas las ciudades me entusiasman y fascinan. Esto es algo que no entiende mi amiga Alicia. Parece mentira que seamos tan amigas y tengamos gustos tan distintos. Ella prefiere jugar todo el día con su portátil y odia salir de ruta y perderse por ahí sin importar hacia donde te dirijas. Pero Alicia es fantástica, a pesar de todo; me regala postales de todas las ciudades que visita en verano con sus padres. Claro, así no vale, ella dice que prefiere encerrarse en casa con el ordenador y escuchar música, jugar a video juegos, chatear con amigos… pero luego se lo pasa de cine yéndose de vacaciones y viajando todo el santo verano.
Alicia me ha prometido intentar convencer a mi madre para que el próximo verano acompañe a su familia en sus viajes. Mientras tanto sigo zambulléndome en mis novelas. Cada historia es una aventura y una ventana abierta al mundo y vivo en esos lugares como si estuviera allí mismo. Me pierdo en sus bosques, me mancho de barro en sus charcos, discuto con los personajes y me río con sus ocurrencias. Me hundo tanto entre sus renglones que olvido que mis piernas son frías y aburridas, que no me llevan a ninguna parte. Que mi madre se ocupa de mí y de mi hermano, con ayuda de mi abuela y de un trabajo que le ha quitado la sonrisa, desde que papá desapareció un extraño día de niebla. Pero no estoy triste, porque tengo a Alicia,  mis postales, mis libros y mi mamá y mi abuela y algún día dejaré de mirar por la ventana y llegaré a la más alta de las torres que ya he alcanzado en  mis sueños".


"DESDE MI VENTANA" ME PIDE SALIR...

DESDE MI VENTANA


A veces, una energía interna me pide salir en forma de historia o de verso y entonces enciendo la televisión y la callo o abro el ordenador y la aburro con mi trabajo.
Hoy no tuve valor de callarla...


"Me encanta viajar. Asomada a mi ventana imagino increíbles ciudades, grandes y pequeñas, modernas y antiguas, oscuras e iluminadas, alegres y sombrías. Sueño con caminar por campos cuya vegetación humedece mis tobillos, con cruzar ríos caminando o a nado, con subir montañas y descubrir rincones nunca antes conocidos". 
(...)

martes, 1 de diciembre de 2015

DESDE PEQUEÑA LLENÉ MI SOLEDAD CON PALABRAS

LA SOLEDAD, COMO TODO EL MUNDO SABE, NO SIEMPRE TIENE QUE VER CON TENER GENTE EN TU  ENTORNO  O  NO. A VECES SOLO DEPENDE DE UNA MISMA Y BUSCAR RESPONSABLES NO VIENE AL CASO.
DESDE NIÑA ESA INMENSA SOLEDAD QUE ME ACOMPAÑABA TUVO UNA SERIA COMPETENCIA CON LA LECTURA.
TENGO TANGO QUE AGRADECERLE A LOS LIBROS...
ME LIBERARON DEL HASTÍO, ME SACARON DE LA APATÍA Y FINALMENTE ME ABRIERON UN MUNDO LLENO DE POSIBILIDADES.

GRACIAS