"Desde mi ventana veía pasar la vida. Y pasaban
los días, todos iguales. Pasó el verano..."
Creedme que se me humedecen los ojos cuando recuerdo las palabras de Daniela y a veces hasta duele de tal modo que necesito alejarme de ella. Dime Daniela, cuéntame, estoy lista de nuevo.
Creedme que se me humedecen los ojos cuando recuerdo las palabras de Daniela y a veces hasta duele de tal modo que necesito alejarme de ella. Dime Daniela, cuéntame, estoy lista de nuevo.
"El paso del tiempo, inexorable, era mi única compañía
en aquellos días. Regresó septiembre y con él el nuevo curso. Al menos eso no
me lo iba a negar. Alegamos agorafobia. Fue así como nos permitieron, una vez
más, matricularme sin asistir a las clases. Pero la ayuda para preparar el
curso no llegó. No me importó, cada vez me apetecía menos ver a gente, sobre
todo si eran personas nuevas. Las novedades me creaban cada vez más
ansiedad. Solo las visitas de Alicia me
reconfortaban. Ahora venía de tarde en tarde, sus estudios la tenían muy
ocupada y además en su tiempo libre practicaba danza clásica y asistía a clases
de inglés y alemán. No me explico de donde sacaba tiempo para tanta historia.
Se la veía feliz y eso me reconfortaba.
Como siempre que estaba especialmente deprimida Alicia
volvió a sacarme una sonrisa. Me trajo un pequeño dispositivo para escuchar
música. ¡Qué ilusión! Mi viejo mp3 había acabado sus días tiempo atrás tras su
enésima caída al suelo. ¡Pobre! Demasiado había durado para la mala vida que le
había dado. Me prometí a mí misma tener mucho más cuidado con el iPod que me
regaló mi amiga. Aproveché este recurso
no solo para escuchar música, sino también para escuchar audios de idioma y
mejorar mi inglés y mi francés. Una vez más, aprender y mejorar me parecía lo
más cercano a vivir, a sentir que no era un mero mueble aparcado en este mundo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario