"Desde que tengo memoria, vuelo con mi imaginación por
todos esos lugares que escucho por la televisión o leo en los libros. Viajo
cada día entre las líneas de un libro, desde Japón a Cuba, pasando por las
islas Fiji, la India, Madagascar, el Machu Picchu y mucho más.
Todos los lugares que he conocido hasta el momento
tienen algo especial, todas las ciudades me entusiasman y fascinan. Esto es
algo que no entiende mi amiga Alicia. Parece mentira que seamos tan amigas y
tengamos gustos tan distintos. Ella prefiere jugar todo el día con su portátil
y odia salir de ruta y perderse por ahí sin importar hacia donde te dirijas.
Pero Alicia es fantástica, a pesar de todo; me regala postales de todas las
ciudades que visita en verano con sus padres. Claro, así no vale, ella dice que
prefiere encerrarse en casa con el ordenador y escuchar música, jugar a video
juegos, chatear con amigos… pero luego se lo pasa de cine yéndose de vacaciones
y viajando todo el santo verano.
Alicia me ha prometido intentar convencer a mi madre
para que el próximo verano acompañe a su familia en sus viajes. Mientras tanto
sigo zambulléndome en mis novelas. Cada historia es una aventura y una ventana
abierta al mundo y vivo en esos lugares como si estuviera allí mismo. Me pierdo
en sus bosques, me mancho de barro en sus charcos, discuto con los personajes y
me río con sus ocurrencias. Me hundo tanto entre sus renglones que olvido que
mis piernas son frías y aburridas, que no me llevan a ninguna parte. Que mi
madre se ocupa de mí y de mi hermano, con ayuda de mi abuela y de un trabajo
que le ha quitado la sonrisa, desde que papá desapareció un extraño día de
niebla. Pero no estoy triste, porque tengo a Alicia, mis postales, mis libros y mi mamá y mi
abuela y algún día dejaré de mirar por la ventana y llegaré a la más alta de
las torres que ya he alcanzado en mis
sueños".
No hay comentarios:
Publicar un comentario