MIS HISTORIAS

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DESDE MI VENTANA/ DICIEMBRE

EN SENTIDO INVERSO DEL FINAL AL PRINCIPIO, TODA LA HISTORIA

lunes, 7 de diciembre de 2015

"DESDE MI VENTANA" VII

"Renacieron  mis ilusiones por recuperar aquellas alegres tardes de paseo con guiños y risas, con palomitas de colores y perritos calientes. Pero las risas no volvían, no al menos de la misma manera, espontánea y descontrolada. Papá ya no se quejaba del trabajo pero llegaba a casa serio y siempre tarde. Todos los días decía encontrarse un antiguo compañero de trabajo, un viejo camarada al que no podía negar un vinito y un ratito de conversación. Mamá procuraba no quejarse pero sus ojos se ensombrecían de día en día. Mamá decidió introducir algún cambio en su vida, buscar algún aliciente. Intentó ser feliz.
Una mañana llegó a casa una amiga de mamá. Margarita es esa amiga activa, positiva y llena de vida a la que no le faltan ideas y por supuesto consejos. No todos sus consejos a mí me sonaban interesantes, de hecho, a veces Margarita me sacaba de quicio. “Tú no tienes la culpa de que él no sepa lo le quiere en la vida”, le solía decir a mamá. Su discurso pretendía animar a mamá y siempre desacreditaba a mi padre. No tendrá nada que hacer en su casa esta mujer, pensaba yo con recelo. Margarita esa mañana traía buenas noticias para mamá. El ayuntamiento había sacado unas plazas de trabajo dirigidas a gente que ya había trabajado en trabajos cualificados relacionados con temas de gestión y administración con la finalidad de poner en marcha a tiempo completo unas bibliotecas escolares que apenas funcionabas dos o tres horas diarias. Bla, bla,bla. ¡Uf! A mí todo eso me sonaba a rollo impresionante, pero mamá abrió los ojos como platos y recuperó de repente la alegría de vivir. “No quiero hacerme ilusiones”, contestó mamá, pero sus ojos decían lo contrario.


Papá dijo alegrarse pero su respuesta fue fría y distante. Vivíamos aquellos tiempos con relativa calma pero no hace falta aclarar que había mucho de pretendida normalidad. Nadie quería hablar claro, cada uno buscaba la felicidad fuera de casa. Ya no era útil hablar en familia, ya no había ratos cálidos frente al televisor comentando las anécdotas del día ni preparando planes para el fin de semana". 

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