"Me instalé
en su casa, previa presentación de sus padres. La tensión se masticaba, pero
Carlota parecía estar acostumbrada a salirse con la suya y sus padres se
limitaron a enseñarme mi cuarto y a desearme mucha suerte en la gira. La casa
era enorme. Solo pasé tres días, pero apenas nos cruzamos. Carla, como la
llamaba su hermana, tenía una habitación enorme con toda la tecnología habida y
por haber. Isis, era su hermana pequeña y era un auténtico torbellino. Me
encantó desde el primer instante. Congeniamos. Isis vino a mi cuarto la primera
noche y me contó un montón de anécdotas sobre su hermana. Me estuve riendo un
buen rato a costa de mi amiga. Cuando Carlota descubrió que teníamos un complot
contra ella; echó a su hermana de mi cuarto con cajas destempladas. No pude
evitar sonreírle a la peque antes de que se marchara y guiñarle el ojo a modo
de complicidad. No te enfades con ella, le dije a Carlota, cuando Isis abandonó
el cuarto; sólo estábamos pasando un buen rato, añadí, con una sonrisa que
intentaba quitar hierro al asunto. Obviamente, no había tal complot y ambos nos
reímos de las ocurrencias de Isis. El relax que me proporcionó la compañía de
ambas fue una recarga de energía que me hacía mucha falta. Se me pasaron rápido
los tres días".
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