"La relación
con Carla llenaba el vacío que me causaba la ausencia de mis conversaciones y
complicidades con el Isaac de unas semanas atrás. Sin embargo, por las noches
cuando buscaba el silencio y la soledad, hasta ella me estorbaba. Tenía la
impresión de que vivía rodeado de ruido y parafernalia. Era como ser espectador
de tu propia vida. Había perdido el sentido de la realidad. La huida de mi
pueblo, de mi familia y de la vida que dejaba en el pueblo donde nací y me crie
no estaba resultando ser la solución a mis problemas. Comencé a focalizar mi
felicidad en un solo momento del día. Allí, subido en el escenario, viviendo
otras vidas, dando vida a personajes que nada tenían que ver conmigo, asumiendo
diferentes roles, sintiendo sin sentir… Actuar era como salir de mi mismo y
desvincularme del dolor, del vacío y del hastío que despiadadamente retornaban
terminada la representación de cada día".
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