"No entendí
por qué le parecía tan grave volver a Nueva York. En el instituto no encajaba,
había dejado su relación con una chica que le tuvo absorto durante más de dos
meses, su relación conmigo estaba dando sus últimos coletazos, el asunto del
teatro concluía en unos días… Total, ¿qué le quedaba en España? Todo parecía
indicar que esta etapa de su vida necesitaba un cambio significativo. Buscaba
palabras de consuelo. Sabía que necesitaba escuchar algo que restara algo de
angustia que le oprimía. No se me ocurría nada. ¿Sería verdad que nuestra
amistad había expirado? Se me encendió una luz de pronto, ¿Nueva York? De
repente, un cambio de aires tan drástico me parecía sumamente interesante, más
que interesante, apasionante y salvífico. No me atrevía a verbalizarlo. Me
volvía loco solo de pensarlo, ¿y si me iba a Nueva York con él y su familia? No
era un asunto sencillo. Sus padres siempre me trataron con cariño, pero de ahí
a acogerme en su familia y llevarme con ellos al otro lado del Atlántico había
un abismo. El primer paso era contárselo a Isaac".
No hay comentarios:
Publicar un comentario