"Contaba los
días para irme. Nunca fue fácil la vida en casa, pero la situación se me hizo
insostenible. Me invadía la inquietud y el desconsuelo y necesitaba salir,
buscar aire respirable. Me indignaba que me hubiese robado la felicidad que
estaba experimentando preparando mi viaje. Ni siquiera pensar en el teatro y en
los compañeros de reparto con los que pasaba tan buenos ratos me daba consuelo.
Volvió a buscarme para continuar la conversación. Esta vez fui yo quien
encontró excusas para no hablar. Qué más podía decirme. Sin embargo, a pesar de
mis evasivas seguía insistiendo. Cuanto más me apremiaba más indignación iba
sumando a mi frustración inicial. ¡Ahora no! ¡Ya es tarde! Le grité lleno de
rencor. Me marché, maleta en mano, esa misma noche a casa de mi amigo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario