"Mi amigo me había dicho que los judíos de Nueva York
se concentraban en un barrio muy concreto. Intenté hacer memoria, pero no lo
recordaba. Dándole vueltas a la cabeza iba caminando sin rumbo fijo cuando me
di de bruces con un par de personajes que parecían sacados de una película.
Llevaban casacas negras y sobreros de ala ancha. Sus pobladas barbas iban
acompañadas de sendos tirabuzones colocados a cada lado de la cara en forma de cascada
que les llegaban a los hombros. Las mujeres llevaban ropas muy sencillas de
colores oscuros, con muy poca piel al descubierto y tenían la mayoría sus
cabellos ocultos tras un, no menos sobrio y aburrido, pañuelo. ¡Vaya! Resulta que
me había metido en pleno barrio judío. Pero no eran unos judíos cualesquiera,
los llamaban -así me hizo saber un vendedor de periódicos- judíos ortodoxos
pertenecientes al grupo jasídico Satmar de origen húngaro y rumano. Era muy
curioso de ver.
Un cúmulo de peculiaridades paseaban por las calles de aquel
singular barrio. Interesante sin duda, no obstante, no sería allí donde yo
encontraría a la familia de mi amigo. Ellos tenían un toque bastante más
europeo, o para ser más precisos, más actual. Ellos tenían antecedentes
toledanos y por lo que me contó Isaac, tras la expulsión del 1492 en la era de
los RRCC, su familia huyó hacia el norte de Europa, asentándose en Alemania
hasta la terrible época de la Europa de entre guerras. En los albores de la
segunda guerra mundial se refugiaron en Francia y de ahí, ya con los invasores
ocupando París, huyeron hacia España, cruzando los Pirineos a pie escoltados
por un grupo de voluntarios españoles que ayudaron durante la invasión nazi a
los judíos a cruzar la frontera para refugiarse en territorio español, por
entonces bajo dominio de una dictadura. El panorama no era muy alentador pero
escondidos en Barcelona escaparon a la masacre judía. Al término de la
contienda, ya vencidos los alemanes, se fueron a América del Norte y se
instalaron en Nueva York".
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