"Isaac
estaba entusiasmado con el giro que había dado mi vida con la aparición de una
tía totalmente desconocida y el descubrimiento de una familia, que creíamos no
haber tenido nunca. A Sara la mantuve al margen de todo hasta que tuviera algo
claro que contarla. Compartí mis inquietudes y mis ilusiones sólo con mi amigo.
Mi tía volvió a aparecer en la cafetería del instituto en la fecha establecida
con su aire enigmático y esa manera de caminar y de hablar que llenaban todo el
espacio. Así es como me enteré que no solamente tenía dos tías nuevas, también
tenía primos y primas. En realidad, mi interés estaba centrado más en los
progenitores de mi padre que en su descendencia. No obstante, todo cuanto
descubría sobre mi familia emergente me resultaba revelador y novedoso. Hablar
del presente parecía fácil. Encontrar el modo de hurgar en el pasado era lo
complicado, pero no pensaba renunciar a ello".
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